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viernes, 2 de junio de 2017

Cleveland deja una autopista ante Warriors

Por Aliet Arzola

Golden State Warriors fue un torbellino contra Cleveland Cavaliers en el inicio de las finales de la NBA, al derrotarlos 113-90. La fuerza de Kevin Durant, Stephen Curry, Draymond Green y toda la banca de los chicos de Oakland resultaron determinantes en el paseo de los campeones del Oeste en el circuito del mejor baloncesto del mundo. Durant estuvo en jornada de gala, Curry avasalló desde el perímetro con seis triples y sus suplentes mantuvieron un alto ritmo de puntuación, todo lo contrario del quinteto de Cleveland, en el que Tristan Thompson y J.R. Smith fueron sendos fantasmas sobre la cancha, el primero sin marcar un solo punto.

El partido fue una confirmación del aviso que había lanzado días atrás Draymond Green, quien dijo que querían a los Cavs como rivales porque pretendían aniquilarlos. Si bien en el primer cuarto los actuales campeones mostraron una imagen sólida, con un Lebron James imponente amparado en 15 unidades, no lograron salir delante al final del mismo, en parte por las debilidades defensivas, aprovechadas en toda la medida por los Warriors.

Kevin Durant se dio un festín en la cara de Tristan Thompson, quien no encontró fórmula alguna para detener al bombardero, autor de 38 puntos, ocho asistencias e igual cantidad de rebotes. Con ese gasto, lideró el paso aplastante de Golden State, que atacó de forma masiva, como un fuerte bloque, todo lo contrario de Cleveland, cuyo desempeño pareció estar una marcha por detrás de lo que exige la gran final.

El propio Thompson, J.R. Smith y toda la banca del conjunto que dirige Tyronn Lue se vieron apáticos y dieron la impresión de no haberse enterado que había comenzado la competencia más fiera a la que se puede enfrentar el equipo. Ninguno de los dos primeros, titulares indiscutibles, se involucró en el juego, dejando completamente solos a Lebron, Kyrie Irving y Kevin Love, pecado mortal frente a la trituradora de los Warriors.

Hombres de experiencia no pudieron tampoco suplir desde la banca, como el caso de Deron Williams, quien no anotó ninguna canasta en 17 minutos en cancha. Para colmo de males, los Cavs no llegaron ni siquiera al 35% de efectividad en los tiros de campo, cuando se habían sostenido sobre el 42% en todos sus anteriores duelos de postemporada. Tampoco carburaron desde el perímetro (35.5%), arma que necesitan explotar si o si frente a Golden State por la alta capacidad de anotación de los chicos de Oakland.

En Oracle Arena, los anfitriones, en cambio, sí enseñaron su tremendo arsenal, no solo por el aporte de Durant y Curry (28 puntos y solo dos pérdidas cuando su promedio en las anteriores finales fue de cinco), sino también por la consistencia de la banca, en la cual hasta siete jugadores lograron rayar la tarjeta.

“Buscamos sentirnos en armonía, esto es baloncesto y estamos en el momento más importante de la temporada, por lo que todos debemos estar involucrados. Atacamos con poder, pero Green y Kaly Thompson también estuvieron inmensos en defensa. Es crucial seguir así y tratar de ayudarnos todavía más de cara al segundo partido”, destacó a ESPN el inspirado Durant, a quien pareció escapársele alguna lágrima al término del choque.

Justamente Durant ha sido noticia en el marco de la final al anunciar su disposición de aceptar una leve rebaja salarial que servirá a los Warriors para mantener su núcleo, teniendo en cuenta que Curry pasará a cobrar mucho más con un nuevo contrato. Esta posición de Durant asegurará la permanencia de hombres como Andre Iguodala o Shaun Livingston, dos de los grandes estandartes del banquillo de Golden State, quienes, para variar, fueron claves en la primera victoria de la final.