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miércoles, 7 de junio de 2017

El perenne terror de Bagdag

Por Elizabeth Almeida

Nuevos atentados con bombas en la capital iraquí dejan un saldo 31 muertos en el marco del Ramadán. La agrupación terrorista más tristemente célebre de la actualidad, el Estado Islámico, reivindicó la semana pasada la muerte de 31 iraquíes a causa de atentados con explosivos en distritos capitalinos, de mayoría chiita, mientras sus integrantes sufrieron serios reveses por la ofensiva gubernamental en Mosul. De acuerdo con fuentes médicas y policiales, alrededor de 17 personas perdieron la vida y 32 resultaron heridas por un potente artefacto fuera de una popular heladería del barrio de Karrada, hecho que fue ampliamente divulgado en las redes sociales con imágenes de la zona luego de la detonación. "Los terroristas atacaron a familias y niños que disfrutaban tomando helados al aire libre. Seguimos respaldando a Irak contra estos malvados", declaró Brett McGurk, enviado de la coalición liderada por Estados Unidos en su cuenta de la red social Twitter.

 

De manera simultánea otras 14 perecieron y 37 sufrieron lesiones por la voladura de un carro bomba en la zona de Shawaka. Imágenes captadas por una cámara de circuito cerrado mostraron el momento de la explosión en una avenida muy concurrida de la capital árabe con numerosos carros circulando en un horario en el que los musulmanes rompían el ayuno del recién iniciado mes sagrado del Ramadán. En el mes santo islámico, los devotos de Allah ayunan desde el alba hasta el ocaso del sol, cuando las familias se congregan para el desayuno y acuden a restaurantes y cafés que quedan abarrotados durante casi toda la noche y madrugada.

El barrio de Karrada fue escenario durante el Ramadán del pasado año del más mortífero atentado perpetrado en Bagdad en los últimos 13 años de guerra cuando un suicida de la agrupación takfirista detonó el camión que conducía y mató a unas 324 personas. Las autoridades de Irak indicaron que fue un atentado de gran magnitud y describieron un escenario de edificios envueltos en llamas y carros dañados o tratando de abandonar el lugar del ataque, además de personas heridas clamando por ayuda.

Tras el segundo atentado contra la Oficina gubernamental de Pensión Pública cerca del puente Al-Shahada en el populoso barrio bagdadí, se reportaron otros cuatro hechos con explosivos dentro y en los alrededores de la capital con saldo de siete fallecidos y 19 heridos. Esos últimos incidentes ocurrieron de manera aislada en áreas comerciales y especialmente contra una patrulla de milicianos sunnitas que combaten al Daesh aunque hasta el momento ninguna organización que opera en la zona se ha adjudicado la autoría Con estos hechos aumenta a más de 130 los fallecidos por atentados en el país desde el comienzo de la ofensiva contra los terroristas.

Los atentados se ejecutaron mientras el Daesh continúa perdiendo territorio en el oeste de Mosul, la segunda ciudad iraquí y capital de la provincia norteña de Nínive, como resultado de la ofensiva de tropas gubernamentales y milicias chiitas aliadas y donde unos 200 000 civiles se encuentran atrapados entre los combates. A pesar de que la fuerza aérea iraquí lanzó propagandas que instaban a los habitantes a huir de las zonas de combate y de los barrios en manos de los yihadistas, el impacto de un éxodo masivo en los próximos días preocupa seriamente a la Organización de Naciones Unidas. Desde el comienzo de la ofensiva en Mosul, 760.000 civiles abandonaron sus hogares, 150.000 de los cuales ya regresaron a sus casas y el resto se encuentra diseminado entre varias naciones de Europa y otros territorios de la región.

A pesar de la caída de Mosul, la guerra contra el Estado Islámico continuaría en Irak y en otras regiones pues sus fuerzas aún controlan una parte importante del territorio árabe. La pesadilla de vivir en Bagdag, una ciudad que muestra las profundas cicatrices de una guerra que no acaba y se encuentra amenazada constantemente por las partes en conflicto, parece entonces lejos de terminar. El terror es un habitante más de una de las capitales más ricas en cultura e historia, antiguas y tristes de nuestro planeta.