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jueves, 15 de junio de 2017

El Sáhara, una tumba como el Mediterráneo pero sin gota de agua

Por G_nkerbell

Según estiman los expertos, en el desierto del Sáhara mueren más inmigrantes que los que intentan cruzar el Mediterráneo. Aun así, miles de personas asumen el riesgo con el objetivo de escapar de la violencia étnica, del hambre y de las carencias que padecen en sus países de origen. El 2016 representó una ligera disminución en el número de personas que intentaron cruzar el desierto, aunque las cifras siguen siendo significativas. El rescate de los migrantes cierra capítulo de una tragedia inconclusa pues tropas las nigerianas aún buscan a otro grupo de inmigrantes que se perdieron hace días y de los cuales hoy no hay noticias.

Casi un centenar de inmigrantes ilegales africanos fueron salvados de una muerte segura en el Sáhara por soldados nigerianos alertados por la Organización Internacional para la Migración, según reportaron fuentes de esa entidad. Los 92 indocumentados, entre ellos mujeres y niños, fueron abandonados en medio del desierto por traficantes de personas cuyo vehículo se averió. “La mayoría de los pasajeros son nigerianos y serán traslados a la ciudad de Agadez para procesarlos y repatriarlos”, añadió el informante

De los integrantes del grupo, dos hombres, uno de los cuales falleció horas atrás, salvaron la distancia que los separaba del primer lugar habitado y pedir auxilio para sus compañeros de desventuras, quienes se proponían llegar a Libia y desde allí emprender otra peligrosa travesía con destino a Europa. Datos revelados por varios medios de prensa destacan que en el grupo cerca de 30 mujeres y niños presentaban signos de maltrato y abusos a los que fueron sometidos antes de ser cruelmente abandonados en el medio de la nada.

A inicios de este mes se había reportado la muerte de un grupo de más de 40 personas en el desierto a causa de la deshidratación y la falta de alimentos. Entre los fallecidos se encontraban 3 bebés, 2 niños y 17 mujeres en su mayoría provenientes de Ghana. Esta tragedia sucedió a causa de una rotura del transporte en que se movían y el posterior abandono que sufrieron por los traficantes que habían pagado para llevarlos a su destino. Poco tiempo después de ese hecho las autoridades nigerianas hallaron en el desierto entre el Níger y Argelia los cuerpos de otros 34 inmigrantes de ellos 20 eran niños.

Tras el derrocamiento con el apoyo militar de la OTAN del líder Muamar Gadafi, Libia, devenido un país sin ley y dividido entre dos gobiernos rivales, se ha convertido en el paraíso de los contrabandistas de personas que tratan de llegar a Europa en busca de mejor destino, en su mayoría africanos de estados al sur del Sahara. Datos develados por organismos internacionales revelan que el número de migrantes se ha mantenido en aumento en los últimos años. Desastres naturales, guerras internas, falta de empleo, hambrunas, epidemias y la violencia lleva a que millones de personas abandonen su hogar para mejorar sus condiciones de vida o simplemente sobrevivir.

Entre los grupos más golpeados por el fenómeno migratorio destacan las mujeres y los niños, los cuales aportan también unas terroríficas cifras a las estadísticas de fallecidos semanalmente por intentos fallidos de abandonar sus países de origen. Actualmente, África y el Medio Oriente son las regiones del planeta que mayor número de emigrantes tienen y la mayoría de ellos se desplazan a los principales países de la Unión Europea lo cual coloca en posiciones complicadas a sus gobiernos que tienen que balancear las necesidades propias de la nación con el compromiso humanitario de acoger a esas personas. Los traficantes de personas han encontrado ventajosas oportunidades en estos sucesos, siendo sus principales escenarios el mar Mediterráneo, el desierto del Sáhara y las fronteras Sirias, que ha sido la nación que ha aportado el mayor número de desplazados desde la Segunda Guerra Mundial.