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lunes, 10 de julio de 2017

¡Bye bye, amigo Pepe!

Por Jhonah

Escribió una carta a la afición de su equipo mientras estaba concentrado con su selección y competía en la Copa Confederaciones Rusia 2017.  Rodaba el balón, Cristiano Ronaldo lo conducía, y él, sentado en el banco del monarca de Europa, tenía su mente en Madrid, ciudad también campeona del Viejo Continente. Sus primeras palabras fueron: el 12 de julio de 2007 llegué al Real Madrid con la ilusión de un niño. En su adiós por siempre, cada palabra suya fue escrita desde lo más profundo de su alma. A pesar de todo, creo que su despedida no resultó muy agradable, teniendo en cuenta que se trataba de un gladiador del pasto. Eso. Un gladiador.

Hablamos de un tipo que dejó la piel en cada juego, que se entregó al máximo. Entienda algo: Képler Laverán Lima Ferreira es sinónimo de valentía y entereza.  ¡Ay Pepe! Tu salida no fue la mejor de las posibles. El portugués, defensa central, puso fin hace unos días a diez años como jugador del Madrid. Y como muchos otros, cuando se han despedido del club merengue tras ganarlo todo y sudar la elástica como pocos, el amigo Pepe ha dicho adiós por la puerta trasera, dejando esa extraña sensación que indica que no todo está bien, que hay recelos, que existen sentimientos encontrados. Pero no es así, solo tenemos ante nosotros el fin de un ciclo personal, como indica la vida de un deportista; todo acaba, nada es perpetuo.

 El luso se fue de la capital española con tres Ligas de Campeones y otros muchos títulos. Pero se largó alejado de los focos para enfundarse el uniforme del Besiktas. Aterrizó en Estambul en busca de una nueva vida, una que alargue su presencia como futbolista luego de sentir que clubes de China, de Italia y de Francia le quitaron el juguete de las manos, y le mintieron con ideas que nunca se concretaron.

Ya posó con los colores del club turco en el momento de la firma del contrato. Hizo eso con la sensación de que le han engañado, porque otros le prometieron jugosos contratos que quedaron reducidos a  cenizas y hoy suenan a puro cuentos chinos. Si somos sinceros, tenía lo suficiente para haber cerrado su etapa como jugador blanco. Sin embargo, durante la última temporada vivió rodeado de tensión. Su futuro le importaba y no lo tenía seguro. Las lesiones también le jugaron algunas malas pasadas y eso estorbó el buen vivir de sus contratos.

Los problemas musculares lo privaron de recibir nuevas llamadas desde China, por ejemplo, o de seguir al lado de lo que considera como una familia, el Real Madrid. Pero a pesar de la despedida, Pepe nunca debe dudar que en los momentos más delicados, en la desgracia, y en los momentos más felices, en las victorias, Florentino Pérez y su gente siempre lo apoyó, lo tuvo en cuenta, lo mimó, y todo porque el luso siempre se entregó y caló profundo en el corazón de todos. En su carta, expuso que 10 años después le tocaba despedir y dejar de vestir este escudo (el del Madrid) y que todos los días en que vistió la camiseta lo hice pletórico de ilusión. Palabras que quedarán para siempre en la mente de todos sus fans. ¡Adiós, Pepe!