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miércoles, 5 de julio de 2017

Casarse con un caimán no es locura, es tradición

Por Mgo87

En un municipio del sureño estado mexicano de Oaxaca, existe una tradición que muchos calificarían de locura en pleno siglo XXI.  Casi nadie en su sano juicio estaría dispuesto a contraer nupcias con un animal, mucho menos con  un caimán, del que más bien se huiría para no caer en sus fauces. Sin embargo, el alcalde de  San Pedro Huamelula no piensa así, y en recientes días ha contraído matrimonio con un ejemplar de esta especie. El acontecimiento se ha celebrado como cualquier otro que incluyera a dos seres humanos. Pero todos los acontecimientos en este mundo tienen su explicación, y por supuesto que esta tradición la tiene. Sus orígenes los podemos hallar en el mundo prehispánico que existía en esa zona hace ya muchos años.

Se cuenta que en aquellos tiempos, cuando los chontales llegaron a la región costera de Oaxaca, en la ribera del Pacífico, se encontraron con los huaves, que poblaban el área. Ambos grupos indígenas no tuvieron un encuentro apacible, sino que entraron en conflicto, y aseguraban tener el poder de propiciar lluvias o buenas cosechas. Los enfrentamientos no tuvieron fin, hasta que una historia a lo Romeo y Julieta vino a calmar los ánimos de los dos pueblos indígenas, que trataban de imponer su poder  a través de guerras sangrientas, y establecer alianzas entre sus líderes para beneficio de sus ciudadanos.  Resulta que la hija del rey huave y el hijo del rey chontal se enamoraron, y  esto no fue del agrado de los dos jefes. Sin embargo, el amor venció y pudo realizarse la boda entre los enamorados.

Juan Espinosa, regidor de Usos y Costumbres de Huamelula, narraba a la agencia española EFE, que los huaves podían convertirse en diversos tipos de animales y pidieron que su princesa llegara a tierras chontales desde el mar, a través del río Huamelula, convertida en caimán. En pos de lograr la paz y que se llevara a cabo el matrimonio, el rey chontal aceptó las condiciones. La celebración, que tuvo lugar donde nace el río, en el ojo de agua que se llama Arcoíris, unió así para siempre al principe chontal y la princesa caimana, y permitió a dos naciones pactar la paz, vivir en armonía y compartir para el bien común sus conocimientos.

Esta bonita historia del mundo prehispánico llega así hasta nuestros días, y justifica esta decisión del alcalde de San Pedro Huamelula, Víctor Aguilar, de casarse con una princesa de bellos ojos jaspeados, que sigue siendo un caimán. Los pueblos chontal y huave celebraron nuevamente esta centenaria alianza. Ojalá esto significara la paz y tranquilidad de quienes viven en el estado mexicano de Oaxaca.