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martes, 11 de julio de 2017

El camino de la garantía literaria: la clasificación

Por Janet Rios

Este principio fue formulado por el especialista británico Wyndham Hulme, quien lo incluyó en su obra Principles of book classification, que apareció por entregas en la revista Library Association Record entre 1911 y 1912, y luego fue editada como publicación independiente en el año 1950. Según Hulme, “las clases [es decir, los términos de un vocabulario controlado que representan conceptos] y las relaciones en los sistemas de clasificación deben ser decididas sobre la base de la literatura que ha de ser clasificada”; y “un encabezamiento de clase está garantizado solo si un texto en forma de libro ha demostrado que existe”. Dicho de otra manera: los símbolos de clasificación e indización deben estar legitimados por un volumen suficiente de literatura.

De este modo se sentaron implícitamente la idea de que las clasificaciones bibliográficas debían construirse bajo una mirada diferente a la de las clasificaciones científicas o filosóficas del conocimiento, en virtud de que la documentación se rige por lógicas propias, relacionadas con la manera en que los autores proponen, definen, intercambian, asocian y analizan críticamente los temas que estudian, sus conceptos y sus denominaciones.

Las clasificaciones documentales para fines de recuperación tienen preocupaciones cercanas pero diferentes, porque deben asignar etiquetas temáticas y simbólicas a los documentos forjados bajo distintos estados cristalizados de las ciencias, tienen que facilitar la clasificación e indización de documentos que tratan sobre experimentos o cuestiones en proceso de validación científica, han de lidiar con los problemas de sinonimia, ambigüedad, traducción y alcance de las terminologías que surgen y se debaten en la discusión de los temas pendientes de la ciencia, deben proporcionar herramientas para la clasificación de las obras de ficción en toda su complejidad y variedad, y tienen que contar con la capacidad de representar las relaciones más refinadas o extravagantes que a veces se presentan en el núcleo mismo del contenido de un documento.

Se puede especular que la concepción original de la garantía literaria, sustentada en la idea central de que la literatura de un dominio debe ser la fuente de extracción y validación de la terminología que se ha de incorporar en un sistema de clasificación, constituye una formulación simple y de fácil comprensión, apoyada en el sentido común, que ofrece una salida metodológica para la difícil tarea de representar el conocimiento de tal modo que sea accesible para usuarios de todos los niveles de instrucción y con intereses y necesidades muy variadas de información. Por ese motivo ha tenido quizás tanto predicamento.