El orden de las tareas diarias
Varias veces nos encontramos con una agenda llena de actividades pendientes que parecen absorber todo nuestro tiempo, pero son pocas las veces que nos ponemos a examinar realmente lo que hay detrás de esas actividades. Este hecho, podría ser que realmente no nos estamos enfocando en lo verdaderamente importante, lo que te apoya a cumplir tus objetivos, y terminas proporcionando toda tu atención a asuntos meramente simples. Lo importante es pensar diligentemente por qué realizas una acción en concreto y qué es lo que en realidad esperas conseguir de ella. Lo primero a tener en cuenta es determinar cuáles son tus metas más significativas y cuáles son inaplazables, así podrás organizarlas.
Diversas de las actividades terminantes son aquellas que acatan de una rutina, como es el caso del pago de la tarjeta que no concebiste a tiempo y lo recuerdas en último momento, cuando casi no te alcanza el tiempo. El mejor medio es evitar que se conviertan en terminantes, planear con tiempo de antelación y establecernos una tradición para atenderlas, evita que el estrés inunde nuestro ser y por supuesto nos quitamos demasiadas tensiones.
Son varios los profesionales que nunca repasan bien sus objetivos, por lo que su finalidad es el olvido o demora del cumplimiento de sus verdaderas metas. Si no enfocamos en pequeñas cosas, al terminal el día la mente se encontrará fatigada por todo lo que no cumplió, lo importante es lograr dejar a tras todo aquello que nos ocupa tiempo y que no es muy relevante en nuestro quehacer. Si realizamos actividades realmente importantes, lograremos sentir una satisfacción que sacará lo mejor de nosotros. Estas actividades son un paso fundamental para alcanzar todas las metas propuestas.
Para lograr evadir esas cosas innecesarias es preciso ordenar nuestras prioridades, y esto o logramos siguiendo una serie de pasos, donde se puede asumir que el primero es realizar una lista de las trabajos que debes hacer a diario o semanalmente, incluyendo aquellas que disfrutas más, lo más importante es pensar en qué se desea hacer, lo que significa que debes anotar todas las ambiciones que tienes, como desenvolver nuevas habilidades. Es recomendable ser lo más minuciosa posible y añadir todas aquellas finalidades que se te ocurran.
Fracciona tu lista en dependencia del tiempo en el que efectuarás tus metas. Las ambiciones profesionales, es importante que contengan objetivos a largo plazo, posteriormente, los objetivos a corto plazo, como cualquier diligencia que puedes efectuar en un tiempo corto y rápidamente coloca tu rutina, aquello que necesitas atender a tiempo para evitar que se cambie a una actividad urgente y finalmente, tus intenciones o habilidades, que te auxiliarán en el cumplimiento de todos tus objetivos.
Y con tu lista confeccionada y en tu mano, es necesario que determines por cuál comenzar, sé virtuosa y examina bien qué realmente deseas cumplir, pues ese será el objetivo que irá en primer lugar y así consecutivamente hasta lograr una jerarquía de objetivos y tareas. Luego de haber examinado minuciosamente nuestros objetivos, debemos determinar qué tan efectivo es el calendario de trabajo. Apunta las acciones que haces a diario y el tiempo que te consumen, así como aquellos momentos que posees libres. Un buen consejo es anotar al menos tres tareas por cada día e irlas intercalando teniendo en cuenta la prioridad de cada una.
Pero si bien realizar un calendario de trabajo, nos ayuda a mantener en orden nuestras actividades, hay que tener presente que no podemos obviar ninguno de los elementos o actividades que hayamos puesto en el, pues en ese caso no estaríamos haciendo nada y por supuesto volveríamos al punto de incumplimiento de actividades importantes.
