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lunes, 31 de julio de 2017

Hard Rock entre el Madrid y el Barça

Por Aliet Arzola

El Clásico se mudó por segunda vez en la historia fuera de los límites españoles, y vaya espectáculo que se vivió en Miami entre los hot dogs y el olor embriagante de las costillas ahumadas. El Real Madrid y el Barcelona, en franco show veraniego, salieron al Hard Rock Stadium de la Florida con ganas de divertirse, sin dejar a un lado el compromiso inigualable de sus duelos, y ofrecieron un partido repleto de ocasiones, con los defensas como objetos de decoración y porteros que merecieron las mismas ovaciones que los delanteros, pues gracias a ellos el marcador terminó 3-2 (favorable al Barca) y no como un choque de balonmano.   

En Barquisimeto, Venezuela, había sido el único pleito entre estos equipos lejos de España, hace justamente 35 años, con victoria 1-0 de los blancos por un gol de Vicente Del Bosque. Ahora, en medio del revuelo mediático que supone la simple mención de ambas marcas, blaugranas y merengues chocaron en Miami, uno de los epicentros veraniegos del hemisferio occidental. Más de 65 mil personas se dieron cita en el Hard Rock, la casa de los Miami Dolphins en la NFL, y muchos más coparon bares y restaurantes de la urbe floridana para acercarse a uno de los espectáculos deportivos más fastuosos del planeta en la actualidad. Barca y Madrid no decepcionaron en términos de show, pues regalaron goles y filigranas, pero los dos técnicos salen con más preocupaciones que certezas de cara a la temporada que se avecina.

Los catalanes, por ejemplo, arrancaron a mil por hora, con dos goles en siete minutos de Messi y Rakitic, el primero en perenne estado de gracia y demostrando que no hay vacaciones para él, y el segundo confirmando que los merengues son uno de sus objetivos preferidos. El “10” del Barca recordó temprano al Madrid quién es el rey sobre el campo si se trata de magia. Su tanto a los tres minutos retrató a Modric con un recorte en medio del área, donde todo el mundo se percata de lo que debían hacer con el balón solo después de perderlo. Solo instantes después, Rakitic remató desde el borde del área, en una jugada que el Madrid regaló la pelota en la zona de creación y lo pagó caro, justo como en la primera anotación. Tras estos dos zarpazos, si bien el Barca disfrutó de ocasiones que chocaron contra el muro de Keylor Navas, su juego se diluyó y dependió en exceso de la inspiración del tridente ofensivo. Si ellos ponen la directa, los azulgranas pueden arrollar a cualquiera, pero si no existe claridad en sus ideas, pueden atascarse en un camino sin salidas. Más allá de la MSN, el Barca no tiene muchos más caminos para triunfar.

El Madrid, por su parte, ha desarrollado una pretemporada con demasiados goles en contra, incluso para el verano. Cuatro ante el Manchester City y ahora dos contra el Barcelona nada más saltar al campo, no son señales muy halagüeñas para Zidane. Por suerte, el gen competitivo del equipo sigue intacto, como lo demostró la igualada transitoria gracias a perforaciones de Kovacic y Asensio, los mejores del plantel junto a Keylor en Miami. Mateo ocupó el puesto de Kroos (con molestias) y ofreció argumentos para que no se valore su salida del equipo en estos momentos. Marcó un gol de suprema calidad en la conducción y el disparo, y durante los 74 minutos que permaneció en la cancha se esforzó, trabajó y entendió que este era una Clásico más, nada de partido amistoso. Asensio, en tanto, probó que es la verdadera perla madridista, un hombre que también puede valer los 150 millones de Mbappé. Su carrera de 70 metros y posterior definición pueden enmarcarse como lo más significativo hecho por el Madrid en este verano.

Si hablamos de los aspectos a mejorar, los blancos deben ordenar sus ideas y analizar las debacles defensivas. Ante el Barca no solo permitieron dos goles en siete minutos, también dejaron pasar impasibles el tercero al inicio del segundo tiempo (Piqué remató solo un centro de Neymar) y regalaron otra sarta de oportunidades que no terminaron en las redes gracias a los reflejos de Keylor. Los catalanes, por su parte, mantienen su pegada con tres atacantes de otra galaxia, pero su mediocampistas no crean a la par de sus toques, y defensa tampoco es consistente, como quedó matizado en el complemento, cuando el Madrid buscó con timidez el empate y casi lo logra, quebrando como cuchillo caliente la última línea catalana, de la cual solo se salvó un imperial Cillessen. Al margen de ello, en el Barça debemos condecorar con con méritos especiales a Neymar. El brasileño ha estado en un huracán por los constantes rumores de su partida al PSG, pero en medio de ello, ha respondido con gestos de calidad brutal, una prueba de que el Barcelona lo puede extrañar tanto o más que él al club catalán.