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sábado, 1 de julio de 2017

La Guardia Civil destapa una compleja estafa móvil

Por JoseGabriel

La Guardia Civil destapó esta semana una currada estafa de al menos 30 millones de euros a un millón de usuarios de telefonía móvil que fueron engañados mediante aplicaciones aparentemente inocuas, pero que en realidad hacían llamadas automáticas a números de tarificación adicional o enviaban mensajes premium. El cuerpo policial pudo desentrañar la trama criminal tras más de tres años de investigación, cuyo término fue la exitosa Operación Rikati, como parte de la que se realizaron 11 registros y se detuvieron a siete presuntos participantes de la estafa. Las particularidades de la Operación y las indagaciones que la hicieron posible fueron explicadas el jueves por el teniente coronel Juan Sotomayor, jefe del departamento de Delitos Telemáticos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

En rueda de prensa, el funcionario policial detalló que la investigación se inició gracias a las operadoras de telefonía en España, quienes se percataron de un tráfico de llamadas a números de tarificación adicional poco habitual, en un tramo horario concreto. Según se descubrió, las llamadas se hacían automáticamente por las noches desde los teléfonos de las víctimas de la estafa. Estas no se percataban de ello porque las llamadas se hacían a través de una aplicación, en apariencia normal, que apagaba y le quitaba el sonido al teléfono mientras ejecutaba la llamada, la cual podía durar hasta media hora como máximo. Tan currado estaba el plan de los perpetradores, que su número de víctimas pudo ascender rápidamente y llegar hasta cerca del millón sin que muchos se percatasen. Los usuarios descargaban ellos mismos las aplicaciones maliciosas sin saberlo, ya que los autores de la trama la proveían a través de empresas legales y otras pantallas, así como valiéndose del nombre y los logos de otras apps o herramientas muy conocidas. De igual forma, los criminales lograban enganchar a la posible víctima a su aplicación con nombres como “la linterna molona”, los “mejores trucos para evitar la calvicie” o los “mejores vídeos pornos”.

Para garantizar que muchos usuarios la descargasen, los estafadores además anunciaban la aplicación de marras como algo gratuito y la promocionaban lo mismo en las redes sociales que en otras páginas web. Según puntualizó Sotomayor en la explicación, había dos tipos de aplicaciones fraudulentas. Estaban las que llamaban en modo silencioso a un número de líneas 803X y las que enviaban SMS a líneas de mensajería Premium. Para cuidarse las espaldas, la organización criminal, liderada desde Barcelona, estaba muy al tanto de cualquier queja o sospecha por parte de los usuarios víctimas. Si algo de esto sucedía desactivaba las aplicaciones o las eliminaba. La trama duró mucho tiempo por lo “bien” trabajada que estuvo la estafa. De acuerdo con la Guardia Civil, los detenidos tenían la capacidad de variar los contenidos de sus apps de manera remota, lo cual les permitía, entre otras cosas, burlar a las operadoras de telefonía móvil y a los reguladores del sector. Les hacían creer que eran todas aplicaciones distintas y esto apartaba las labores de inspección y control de las fraudulentas apps, haciéndoles mirar entonces en una dirección errada. El monto de la estafa a los usuarios solía ser de unos 30 euros al mes. Como no era tan elevado muchos se abstenían de denunciar, explicó Sotomayor, lo cual también favoreció que los estafadores se mantuviesen tanto tiempo engañando y las autoridades careciesen de todos los elementos para cerrar su investigación. No obstante, no hay mal ni estafa que dure 100 años y la organización, que llevaba operando desde 2013, fue desmantelada. Los presuntos criminales serán lógicamente enjuiciados y, con independencia del tiempo que pasen tras las rejas, perderán todo, o casi todo, lo que hayan adquirido como patrimonio por medio de sus curradas argucias.