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domingo, 2 de julio de 2017

La tercera edad también cuenta

Por G_nkerbell

La  dinámica intergeneracional, fundamentalmente entre los más jóvenes y los adultos mayores, es una de las opciones que necesita más apoyo y desarrollo, pues permitirá ese intercambio balanceado que la sociedad necesita y que aún no ha logrado equilibrar, una relación más fuerte donde cada uno exponga su criterio. Pero usualmente, la arista generacional no es tenida en cuenta en los estudios de desarrollo organizacional en muchos países, algo que aparece como una necesidad en las investigaciones sociales. Para seguir desarrollándose, la sociedad internacional  requiere tanto de la experiencia de aquellos que han vivido más, con mayor conocimiento pleno de la historia, de los errores y los aciertos; como de la energía y las ideas novedosas de los jóvenes para mantener lo alcanzado y aportar conocimientos al mundo. La integración de ambas visiones es lo que marcará un mayor desarrollo social.

La dinámica intergeneracional, fundamentalmente entre los más jóvenes y los adultos mayores, es una de las opciones que necesita más apoyo y desarrollo, pues permitirá ese intercambio balanceado que la sociedad necesita y que aún no ha logrado equilibrar, una relación más fuerte donde cada uno exponga su criterio. Pero usualmente, la arista generacional no es tenida en cuenta en los estudios de desarrollo organizacional en muchos países, algo que aparece como una necesidad en las investigaciones sociales.

Para seguir desarrollándose, la sociedad internacional  requiere tanto de la experiencia de aquellos que han vivido más, con mayor conocimiento pleno de la historia, de los errores y los aciertos; como de la energía y las ideas novedosas de los jóvenes para mantener lo alcanzado y aportar conocimientos al mundo. La integración de ambas visiones es lo que marcará un mayor desarrollo social.

Varios estudios de la Red Latinoamericana de Gerontología indican que la relación entre jóvenes y personas de la tercera edad no es suficiente aún, pues existe una negación de ayuda familiar por parte de los mayores, justificada en la causa de que los jóvenes no escuchan sus consejos por el hecho de ser “viejos” y tener ideas anticuadas. Ciertamente, la agitada dinámica de la vida moderna, hace que los jóvenes se detengan poco a conversar con los mayores, a oír sus historias, por ello se hace necesario que la familia juegue el papel que le corresponde y garantice que los ancianos  se sientan útiles, protectores  del hogar y participen activamente en la vida doméstica.

Tanto la existencia pacífica y plena como una buena salud, están condicionadas por la forma de vida, la comunicación intrafamiliar y la convivencia social, es por ello que si no existe una buena dinámica intergeneracional, la vida de los abuelos puede tornarse solitaria y su existencia se va deteriorando cada vez más. Muchas investigaciones sobre el tema concluyen que existen en esa etapa de la vida serios problemas emocionales, como la depresión y sus síntomas acompañantes que son sentimientos de minusvalía, ideas de auto-reproche o suicidas. Todos esos síntomas están asociados a las presiones sociales, al aislamiento y alejamiento de los familiares, entre otros factores, que requieren de una mayor atención por parte de aquellos que los rodean para mejorar su calidad de vida.

El Boletín de la Organización Iberoamericana de Seguridad Social, en una edición dedicada al adulto mayor, refiere programas que se han puesto en práctica en muchos países de América Latina para lograr la dinámica intergeneracional.  Entre esos programas sobresalen algunas instalaciones, como residencias y centros de atención de día para adultos mayores, que ofrecen un espacio para que niños y ancianos interactúen juntos dentro de acciones regulares, que ayudan a prevenir la demencia y otras afectaciones de la vejez y despierta a los abuelos nuevamente las ganas de aprender y de participar.

Otras, aplican la llamada retroalimentación, pues los de menos edad le enseñan a los mayores por ejemplo, a manejar las nuevas tecnologías, y estos, a cambio, se convierten en tutores de sus estudios. También, en el año 2000 el Instituto de Educación de la UNESCO puso en marcha el programa Promoviendo el aprendizaje, las políticas, la investigación y las redes intergeneracionales (ALV) para el cual Tau Ohsako, investigador principal, trató de dar respuesta a la interrogante ¿cómo contribuyen los Programas Intergeneracionales al programa? Afirmó que constituyen una oportunidad para que el ALV sirva para acercar y unir a los grupos generacionales. Por su parte, el ALV puede ayudar a lograr una sociedad para todas las edades en la que no solo las generaciones puedan vivir juntas, sino que también puedan conservar el grado de entendimiento que permita hacer un mundo mejor.