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sábado, 1 de julio de 2017

Nuevo escándalo sexual en el seno del Vaticano

Por Elizabeth Almeida

En octubre de 2016 Pell fue interrogado en el Vaticano por policías australianos sobre las acusaciones de abusos sexuales cometidos entre los años 1976 y 2001. Entre los hechos imputados destacan el contado por dos hombres que aseguran que Pell les tocó los genitales de forma inapropiada en la década de 1970, mientras un tercero aseguró observar al prelado cuando se exponía desnudo ante chicos jóvenes. Las investigaciones realizadas con anterioridad  exoneraron a Pell, un conservador que se definía por mostrarse opuesto a la ordenación de mujeres, contrario al divorcio y al aborto y que se negaba de manera abierta a dar comunión a homosexuales.

Nuevamente la Iglesia vuelve a verse implicada en casos de abuso sexual a menores y esta vez la noticia está directamente relacionada con la Santa Sede. La controversia estalló cuando la Policía del estado australiano de Victoria imputó al cardenal George Pell, quien es el encargado de las finanzas del Vaticano, por presuntos delitos de pederastia, y le citó a comparecer ante un tribunal penal el venidero mes de julio. Los hechos de abuso supuestamente ocurrieron cuando Pell era sacerdote en la ciudad de Ballarat entre los años 1976 y 1980, en Victoria, y cuando fue arzobispo de Melbourne (1996-2001). Hasta el momento el acusado ha negado las acusaciones aunque recientemente se conoció que ha dimitido temporalmente como una forma de defenderse.

Las informaciones aclaran que el papa Francisco concedió a Pell licencia para acudir a juicio y demostrar su inocencia en Australia. Pell ante las preguntas de los medios declaró que ha mantenido informado de todo el proceso al Sumo Pontífice y personalmente le expresó su deseo de obtener una licencia para poder limpiar su nombre. A esas palabras agregó que se proclama inocente de todos los cargos ya que la idea del abuso sexual es aborrecible para él.

Hacía poco tiempo Australia había abierto  una investigación oficial contra el cardenal, de 76 años, por la sospecha de haber cometido abuso sexual. La Policía del estado de Victoria informó que Pell ya fue convocado a una audiencia en Melbourne, capital estatal, con fecha para el 18 de julio. Este caso tiene la particularidad de que es la primera vez en la historia que un jerarca de tan alto rango de la Santa Sede está siendo imputado por abuso sexual. Según detalla la investigación Pell fue acusado en varias ocasiones durante su período como sacerdote y luego como arzobispo de haber abusado sexualmente de algunos chicos. Estas acusaciones hasta el momento no han sido investigadas por ningún tribunal y de acuerdo con lo señalado por el subjefe de la Policía de Victoria, el sacerdote tiene derecho a un juicio justo.

La Policía confirmó en el pasado mes de mayo que la fiscalía estatal fue quien había recomendado presentar cargos contra Pell y que la decisión quedó en manos de los investigadores especializados del grupo Sano, una división dedicada exclusivamente a las denuncias de pederastia.  En octubre de 2016 Pell fue interrogado en el Vaticano por policías australianos sobre las acusaciones de abusos sexuales cometidos entre los años 1976 y 2001. Entre los hechos imputados destacan el contado por dos hombres que aseguran que Pell les tocó los genitales de forma inapropiada en la década de 1970, mientras un tercero aseguró observar al prelado cuando se exponía desnudo ante chicos jóvenes. Las investigaciones realizadas con anterioridad  exoneraron a Pell, un conservador que se definía por mostrarse opuesto a la ordenación de mujeres, contrario al divorcio y al aborto y que se negaba a dar comunión a homosexuales.

Para George Pell estas acusaciones son bastante delicadas pues personalmente había admitido que durante mucho tiempo la Iglesia católica de Australia había ignorado el abuso sexual de niños e incluso había llegado a ser duramente criticado por encubrir esos casos. A finales de 2014 el papa Francisco creó en el Vaticano un grupo especial para llevar a cabo acertadas investigaciones sobre casos de abuso sexual y otros delitos en el corazón de una de las instituciones religiosas más poderosas de todo el mundo.

A partir de la segunda mitad del siglo pasado  se ha incrementado considerablemente el número de denuncias por abuso sexual infantil en todas sus variedades por parte de clérigos. Los casos más relevantes ocurrieron en países como Irlanda, Estados Unidos y Alemania, donde las autoridades han encontrado culpables a sacerdotes católicos de cientos de acusaciones de pedofilia. El escándalo ha alcanzado a congregaciones como la Legión de Cristo y de la diócesis de Kildare y Leighlin, en:James Moriarty,  quienes reconocieron haber sido negligentes ante las denuncias de pedofilia por sacerdotes en sus diócesis. Organizaciones que atienden y defienden a  víctimas de pedofilia han apuntado que los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI tienen cierto grado de responsabilidad al haber encubierto los abusos o no procesar y justificar las numerosas denuncias.