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lunes, 17 de julio de 2017

Protestan en avión para evitar la deportación de un senegalés

Por Maylin

La historia parece el guión de una buena película, pero una que no tiene un final feliz. El hecho ocurrió recientemente, y la solidaridad era la principal protagonista. Resulta que el pasado sábado un grupo de pasajeros demoró el despegue de un avión que se dirigía desde Barcelona hacía Dakar, la capital de Senegal, con el objetivo de evitar la deportación de un ciudadano de ese país africano. El vuelo estaba previsto para salir del aeropuerto de El Prat de Llobregat a las 16.30 horas de la tarde y debido al incidente no pudo salir en tiempo, con consecuencias negativas para la compañía aérea. 

Según confirmaron fuentes de la areolínea Vueling y de un grupo de pasajeros, dentro del avión se sublevaron unos cuantos en solidaridad con el senegalés. Este hombre viajaba esposado y acompañado por dos agentes de la policía, quienes lo estaban obligando a volver a su país de origen. Había tratado de ingresar a España a pesar de no contar con permisos de residencia o trabajo. Las autoridades del mismo aeropuerto detectaron su situación irregular, y le impidieron la entrada a la nación ibérica. Cuando el senegalés empezó a gritar para evitar ser trasladado, algunos viajeros se solidarizaron con su causa y no ocuparon sus respectivos puestos en señal de protesta para evitar la expulsión.   

Después de una hora y media de protestas y reclamos al piloto y a varios miembros de la tripulación para que no accedieran a trasladar al inmigrante a su país de origen, agentes de la Guardia Civil abordaron el avión y obligaron a todos los pasajeros a bajar de la aeronave. Luego procedieron a identificar a los principales protagonistas de la protesta, unos seis clientes que fueron denunciados por el piloto, y a los cuales las autoridades no les permitieron incorporarse al vuelo rumbo a Dakar, por lo que su “solidaridad” les costó el dinero del pasaje y llegar ese mismo día a su destino ubicado en el continente africano.     

A este final para nada feliz, en la que los pasajeros amotinados no pudieron viajar, también se suma el hecho de que el vuelo partió del aeropuerto barcelonés unas horas más tarde con el hombre sin papeles a bordo, que finalmente fue expulsado. Además, según directivos de la compañía Vueling, el incidente afectó el vuelo de regreso a la segunda ciudad española más importante, que tuvo que reprogramarse para la mañana del día siguiente. Esta situación obligó a la empresa a pagar las estancias en hoteles de los 176 clientes que viajarían en el avión desde Senegal hasta Barcelona, además de las indemnizaciones que tienen que ofrecer en caso de retraso.