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viernes, 25 de agosto de 2017

América del Sur, el continente más violento para los menores

Por Elizabeth Almeida

La directora regional de la UNICEF en América Latina, Marita Perceval, advirtió con preocupación que el continente es el que más desiguala a la niñez y también el más violento para los menores de edad, y que la pobreza y las muertes en la infancia mellan el presente y el futuro de América Latina y el Caribe, por lo que los países del área deben reaccionar para erradicarlas. Perceval, expuso las cifras de la realidad de la niñez asediada por la pobreza, la exclusión educativa, las muertes, la desnutrición y la violencia, que siguen aumentando a pesar de que en el año 2015 el mundo asumió objetivos de desarrollo sostenible para acabar con  esos males. 

Los niños son un blanco permanente de conflictos tanto políticos como económicos y sociales, pero América es uno de los territorios donde mayormente abundan las pequeñas víctimas. La directora regional de la UNICEF en América Latina, Marita Perceval, advirtió con preocupación que el continene es el que más desiguala a la niñez y también el  más violento para los menores de edad, y que la pobreza y las muertes en la infancia mellan el presente y el futuro de América Latina y el Caribe, por lo que los países del área deben reaccionar para erradicarlas.

Perceval, expuso las cifras de la realidad de la niñez asediada por la pobreza, la exclusión educativa, las muertes, la desnutrición y la violencia, que siguen aumentando a pesar de que en el año 2015 el mundo asumió objetivos de desarrollo sostenible para acabar con  esos males. Esta ambiciosa voluntad de la comunidad internacional debe quedar plasmada en cada uno de nuestros países y Estados en una América Latina que no es la más pobre en términos de población, pero sí la más desigual, afirmó la funcionaria, junto a su representante en la nación boliviana, Sun-Ah Kim Suh. Latinoamérica es la región del mundo con mayores conflictos domésticos, afirmó,  no por las presencia de conflictos armados, sino por la violencia que se vive a diario en muchos de sus hogares y abogó por analizar con responsabilidad las cifras de los daños a la niñez, para, en el contexto de la crisis económica, sean más eficientes y no hagan recortes al cumplimiento de los objetivos de  la infancia.

América Latina y el Caribe tiene casi 200 millones de niños, niñas y adolescentes, de los que alrededor de 70 millones viven en pobreza, particularmente en las zonas rurales y los entornos periurbanos, y cada año se registran más de cien mil muertes de niños menores de cinco años, algunos bebés. Además, alarmantes cifras millonarias de de inmigrantes son menores de 18 años y la mayoría de las veces migran  por cuenta propia huyendo de la pobreza y la violencia. lo que lleva también a una exclusión educativa que afecta a 14 millones de infantes y en el área del cambio climático.

Otras altas cifras asociadas a los males que afectan  a la infancia son la violencia en la región, con alrededor de 25 mil niños y adolescentes que son víctimas de homicidios cada año y más de 1 millón de jóvenes mujeres que sufren violencia sexual. Además, 6 millones de niños menores de cinco años sufren una desnutrición crónica y otros millones padecen sobrepeso; hay 32 mil  menores de 15 años infectados con VIH y 200 mil entre los 15 y 24 años.

La funcionaria de la Unicef manifestó que es posible avanzar mucho más para cambiar esas realidades que afectan hoy al continente, como mejorar la nutrición como lo hizo Bolivia en los últimos años o acabar con la transmisión vertical del VIH de madre a hijo como ha pasado en Cuba. En su opinión, aunque hay grandes diferencias entre los niños de las distintas partes del mundo, lo que causa un profundo pesar son las desigualdades perennes dentro de una misma nación. En ese sentido, especificó los dilemas de zonas de países de mucha prosperidad, que parecen del primer mundo y sin embargo tienen muchísimos espacios de miseria y abandono.

Señaló Perceval que en los países hay que trabajar más y llamar la atención sobre lo que aún  falta por hacer, a la vez que se destaca lo avanzado hasta ahora y apuntó que en su visita a Bolivia habló con varias autoridades, que reconocen la necesidad de hacer más. También destacó la importancia de que no solo el Estado haga su un mejor trabajo respecto a la infancia, sino también las familias fundamentalmente, para frenar la violencia contra niñas en sus propios espacios de convivencia o de relación social o laboral.