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miércoles, 23 de agosto de 2017

El efecto Bannon en Estados Unidos

Por LauraB

Hay una imagen circulando por las redes sociales que retrata perfectamente la actual administración de Donald Trump. En esta aparecen sentados varios de los acompañantes en el gabinete del republicano que ya no forman parte del equipo de trabajo, ya hayan sido despedidos o hayan optado por la renuncia. Trump está sentado en el Despacho Oval de la Casa Blanca. La fotografía resume la crisis, los vaivenes e imprevistos del presidente de Estados Unidos. El último en abandonar el barco republicano fue precisamente el hombre tras la estrategia de la Casa Blanca: Steve Bannon. El artífice de la victoria de las elecciones que colocaron al magnate neoyorquino al frente del país más poderoso del mundo es interpretado de diversas maneras dentro del ámbito político norteamericano.

Bannon regresó a su puesto como editor del sitio de noticias de ultraderecha Breitbart News. Este sitio es seguido por los grupos supremacistas y Bannon ha dicho que es parte de la “alt-right” o la “derecha alternativa”, el sello joven de los ultraderechistas norteamericanos. Desde aquí el estratega de 63 años puede impulsar una campaña ofensiva contra aquellos medios de comunicación que le siguen la pista a su ex jefe y todo sin tener encima ningún tipo de responsabilidad por trabajar en la Casa Blanca. Esto da la medida del siguiente mensaje escrito por Trump en su cuenta en la red social Twitter: “Steve Bannon será una nueva voz dura e inteligente en @BreitbartNews... incluso quizás mejor que nunca antes. ¡Las noticias falsas necesitan de competencia!”.

A pesar de su corta estancia en los pasillos presidenciales Bannon estuvo siempre como fuente cerca a Trump. Tuvo una posición parcial ante medidas polémicas adoptadas por el presidente estadounidense como la salida del acuerdo del cambio climático y la prohibición de la entrada de personas provenientes de países musulmanes a territorio de Estados Unidos. 

Existe una corriente dentro de la política trumpista que divide en dos grupos: una nacionalista, por aquello dicho por Trump en campaña de América primero; y otra globalista. Bannon era un crítico feroz contra estos últimos y por ello es considerado incluso como ultranacionalista. Como otros allegados del círculo cercano del presidente Trump, el ex asesor defiende una política que fomente el nacinolismo a ultranza. Nada malo, excepto cuando esto alimenta a grupos neonazis y supremacistas blancos, cuyas acciones no son condenadas por el presidente como debe ser.

Bannon dijo en una entrevista con la revista The Weekly Standard que tras su ida la administración de Trump sería  más convencional y que sería complicado y difícil poner en marcha asuntos como la edificación de un muro en la frontera con México y el control de la migración.

Sobre la agenda del republicano, Bannon dijo que ni los propios miembros de ese partido tienen interés en el éxito de Trump. “No son populistas, no son nacionalistas. Cero. Fue un intento a medias de reformar el Obamacare, no se enfocaron en la infraestructura, harían una versión de los impuestos”, añadió.

En el mes de abril Trump sacó a Bannon del Consejo de Seguridad Nacional, acusado internamente de tener vínculos con grupos de extrema derecha.