Japón consigue su sexta expansión económica consecutiva
El consumo del sector privado en Japón consiguió compensar la caída del Producto Interno Bruto (PIB) en la nación nipona en los últimos años, debido a la disminución de las exportaciones. De hecho, se repuso tanto que en el segundo trimestre del año creció en un 4%, superando las expectativas de crecimiento que eran de poco más de un 2%. Con ello Japón está disfrutando de su sexta expansión consecutiva, cosa que no le sucedía desde hace 11 años. La economía nipona parece que se cae, pero no se cae. Las nuevas cifras muestran un crecimiento de 1% respecto al trimestre previo.
Japón ha conseguido su sexta expansión económica de manera consecutiva, cosa que no conseguía desde hace 11 años, y todo ello pese a la caída de sus exportaciones de tecnología avanzada, como los teléfonos inteligentes y los chips de memoria. Fue el consumo de la economía doméstica, el gasto de capital, la inversión capital de las empresas, e incluso las inversiones a propósito de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, ayudaron a relanzarla. El Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa del 4% en el segundo trimestre, números que superaron el 2,5% de estimado al que pensaron llegarían. Estas cifras muestran un crecimiento del 1% comparado con el trimestre en igual período del año anterior. Pero los aplausos solo van encaminados hacia lo interno, porque aunque es cierto que es lo mejor que ha conseguido Japón en la última década, comparado con otras naciones desarrolladas no es tan significativo. Las cosas para el ministro nipón Shinzo Abe, no son tan simples, pues la inflación todavía es considerable y el desafío demográfico (población envejecida y escasa fuerza laboral). Japón necesita para desarrollar su plan económico de que más población entre al mercado laboral.
Abe, quien ha visto caer su popularidad por uso de influencias para personas cercanas a su círculo de amigos, dice que intensificará una campaña a favor de potenciar el mercado interno. Japón, como muchas economías importantes ha tenido que luchar contra la deflación, la caída de los precios y la burbuja inmobiliaria que tanto afectó a finales de la década del 90. El programa de Abe que tanto revuelo ha causado a nivel internacional, se diseñó con bases en la reducción monetaria, los gastos públicos y reformas estructurales, para reanimar la tercera economía del mundo. Cualquiera pensaría que a Japón no le hacía falta demasiado pero lo cierto es que como a todos le ha afectado y los nipones no se conforman con poco. El otro asunto es incrementar los precios internos para fomentar el consumo.
¿Por qué? La caída de los precios desalienta como es lógico los gastos del que consume, porque este intentará que los precios sigan disminuyendo para su beneficio. Eso por un lado, mientras por el otro, el productor y las empresas en cuestión, porque si hay bajos precios, estas no se verán estimuladas a producir más ni a contratar más personal ni a aumentar los salarios. Y como sucede en varios aspectos, esto es un ciclo, uno depende de lo otro para su estímulo, pero un ciclo que los japoneses dominan muy bien. Por ello, muchos conocedores de la economía nipona califican a las cifras de crecimiento como algo favorable, y un muestrario de que el plan de Abe está funcionando.
