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lunes, 21 de agosto de 2017

La moda de los atentados terroristas y los arrollamientos

Por Diana Lorenzo

Todo parece indicar que se mantendrá la práctica de sembrar el terror a través de atentados causados por arrollamientos. Especialmente en Europa ya van por cinco en poco más de un año. Durante este período el viejo continente ha sido testigo de varias agresiones terroristas con dos elementos en común: su 'modus operandi' y ser reivindicados por el Estado Islámico. El último de ellos ocurrió este jueves en España, en el que una furgoneta arrolló a una multitud en Las Ramblas. En esa concurrida calle del centro de Barcelona, 13 personas murieron al ser atropelladas por el vehículo y más de 100 resultaron heridas. El Estado Islámico se adjudicó la responsabilidad.

 

Los otros actos terroristas causados por arrollamientos tuvieron lugar en Niza (Francia), Berlín (Alemania), Londres (Reino Unido) y Estocolmo (Suecia). La reciente ola de este tipo de atentados en Europa comenzó en la ciudad francesa de Niza el 14 de julio de 2016, cuando un tunecino embistió a la multitud con su camión durante las celebraciones del Día de la Bastilla. Unas 86 personas murieron y casi 500 resultaron heridas en un atentado catalogado como el más mortífero perpetrado en la Unión Europea. El autor del ataque que, como en todos los casos, fue reivindicado por el Estado Islámico, fue muerto a tiros por la Policía en la propia cabina del camión.

Luego, el 19 de diciembre de 2016, en Berlín, doce personas perdieron la vida y otras 56 resultaron heridas cuando un hombre, también de nacionalidad tunecina, arrolló un mercado de Navidad en el corazón de la capital alemana. La persecución del terrorista duró cuatro días y terminó con la Policía italiana disparándole en los suburbios de Milán. El atacante también pertenecía al EI, según un video distribuido por el grupo terrorista posteriormente. El hombre había robado el vehículo para llevar a cabo el atentado.

Más tarde lo perpetraron en Londres. El ataque en la capital del Reino Unido el 22 de marzo de 2017 fue llevado a cabo por un ciudadano residenciado en ese país. El asesino atropelló a los peatones con su camioneta en el puente de Westminster. Murieron cuatro personas y 49 resultaron heridas. El Estado Islámico también asumió la autoría del ataque. Tras el ataque, abandonó el vehículo y asesinó a un policía con un cuchillo antes de ser ultimado a tiros por otros oficiales.

Y luego sucedió en Estocolmo. En esta oportunidad el ataque dejó cinco muertos y 14 heridos. El terrorista condujo su camión a lo largo de una calle peatonal para estrellarse contra un centro comercial. Ocurrió el 22 de marzo de 2017. El atacante, un solicitante de asilo natural de Uzbekistán, huyó de la escena pero fue detenido por la Policía ese mismo día.

Como si no conserváramos aún el recuerdo de aquel 11 de septiembre de 2001 en el que se utilizaron aviones comerciales contra edificaciones para instaurar el terror en todo el mundo y en especial en los Estados Unidos, ahora el escenario y el modo de operar es otro, que de tanto ser utilizado como método, tal parece que se ha convertido en el nuevo modo preferido por quienes se empeñan en aterrorizar y causar daños a los demás.