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lunes, 21 de agosto de 2017

Un acercamiento al panorama religioso de la Cuba actual

Por G_nkerbell

La religión ha formado parte de la historia y la sociedad desde los inicios de la civilización. El hombre primitivo intentó darle una explicación a los fenómenos que no comprendía, y para ello creó dioses y seres de adoración. A lo largo de la historia, se han desarrollado miles de creencias religiosas en todo el mundo, como el budismo, el cristianismo y el islamismo entre muchas otras. En Cuba, antes de la llegada de los colonizadores, todavía, las raíces de la religión eran puramente gnoseológicas; no habían surgido aún las condiciones para que ésta adquiriera esencia de clase.

Como en otros pueblos primitivos, la religión de los taínos era compleja. Creían en los poderes mágicos del behíque o sacerdote para conversar con los muertos, conocer los designios del cemí —poder sobrenatural y misterioso— y adivinar el porvenir.

Después de la llegada de Colón en 1492, los habitantes de la Isla fueron “cristianizados”, pues la religión que primaba en España y en la mayor parte del mundo era el Catolicismo. Según el Doctor José Cantón Navarro en su libro Historia de Cuba, el desafío del yugo y la estrella, uno de los principales objetivos de Diego Velázquez, el encargado de guiar la colonización española en la Isla, era convertir a todos los aborígenes a la religión católica. Con la desaparición casi completamente de los primeros habitantes de la Isla, los españoles decidieron traer africanos y chinos para continuar con la esclavitud.

Ellos fueron los encargados de traer a Cuba los elementos de la religión del continente africano y del asiático que predominan hoy en día en el panorama religioso cubano  donde coexisten diferentes manifestaciones religiosas de diversos orígenes históricos y socioculturales, así como una religiosidad no institucionalizada y con desarrollo espontáneo que se expresa en un mosaico de creencias, ritos y cultos religiosos. Según la publicación Subjetividad en cambio y reconfiguración religiosa, de la investigadora Ana Celia Perera, a partir de 1993 fueron perceptibles los incrementos de las máximas expresiones de todas las religiones que se encuentran en la Isla, por el comienzo de una nueva etapa en la Historia de Cuba caracterizada por una crisis socioeconómica que provocó desequilibrios y, a la par, una gran “reanimación religiosa”.

Esta etapa es conocida como el boom religioso, ya que se produjo la diseminación de “religiones y prácticas poco conocidas o no propias al cuadro religioso cubano” que responden a la multiplicidad de intereses y a la diferencia de pensamiento en la sociedad, además, estaban en contraposición con los problemas que aquejaban al país. Este contexto se caracterizó por determinados factores tanto externos como internos que marcaron profundamente el panorama religioso actual en la Isla.

 Entre los factores externos podemos mencionar: el derrumbe del campo socialista de Europa del Este, que trajo consigo la falta de credibilidad en el marxismo y del leninismo y de una desaparición paulatina del ateísmo científico como concepción, el proceso de redimensionamiento del panorama religioso en Estados Unidos, América Latina y el Caribe con los llamados nuevos movimientos religiosos y tendencias religiosas.

 Al interior la situación estuvo marcada por: la crisis conocida como Período Especial, los acuerdos adoptados en el IV Congreso del Partido, la reforma Constitucional, el recrudecimiento del Bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba, el impacto de la crisis económica que azota a la humanidad, considerada por los especialistas como la multicrisis del sistema capitalista del mundo actual, el impacto de la misma en la vida cotidiana, entre la necesidades y formas de solución buscando acompañamiento espiritual en las prácticas religiosas.

Prevalecieron aquellas prácticas asociadas a los troncos etno-culturales que intervinieron en la formación de la sociedad cubana: la herencia aborigen, lo español con su catolicismo y religiosidad popular subyacente como parte de la cultura europea, lo africano en su diversidad de etnias, prácticas religiosas y culturas: la Regla Ocha-Ifá, conocida popularmente como santería de origen Yoruba, la Regla Conga o palo monte de ascendencia conga y sociedades masculinas Abakúa o Ñañiguismo con antecedentes en similares nigerianas, entre otras más extendidas como la Regla Arará Dahomey, Sabalú y Magino, Nganga, Iyesá entre otras.