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jueves, 7 de septiembre de 2017

Buhos y lechuzas: de presagiar la muerte a llevar cartas a los magos

Por Yamy

Muchas personas piensan que búhos y lechuzas son lo mismo, pero no. Los estrigiformes se dividen en dos familias: los búhos (Strigidae) y las lechuzas (Tytonidae). La más numerosa es la Strigidae, con un aproximado de 200 especies. Cierto es que son muy parecidos y a simple vista destacamos algunas peculiaridades como su comportamiento sigiloso como ave nocturna y rapaz, sus fuertes garras y pico, la forma increíble de girar la cabeza, y, por supuesto, ojos y mirada penetrante.

No obstante, existen diferencias muy marcadas en torno a su estatura: los búhos son más grandes e imponentes. También es distinta la apariencia de sus cabezas y picos. Por lo general el búho tiene cara achatada, cabeza más grande y redonda. Sus ojos son prominentes, casi siempre de color amarillo. Además, el búho tiene “plumas alzadas” que parecen orejas o cejas, pero, según los expertos, este no es aspecto exclusivo de ellos, existe un minúsculo grupo de lechuzas con esta característica, por eso para poder diferenciarlos es necesario tener en cuenta todos los factores como cara, plumas, ojos, pico y tamaño.

Por su parte, la lechuza es bastante más pequeña y ligera, su cabeza tiende a ser ovalada y acorazonada; y sus ojos suelen ser almendrados, más chicos y separados. Otra diferencia es que las lechuzas pueden poner solo hasta siete huevos, y los búhos consiguen superarlos hasta en doce. Estas son las diferencias más llamativas. Sabemos que hay otras en cuanto a comportamiento, alimentación, incluso en sus sonidos que van desde ululatos, chillidos, ladridos, gruñidos y alaridos.

Sin embargo, aunque son bastante diferentes, han corrido la misma suerte en cuanto a popularidad se trata. Quizás ahora están más presentes en las distintas formas de expresión que tenemos, pero antes no era así: eran asociados al mal augurio, al mundo de los espíritus, y a cuanta leyenda oscura encontraran posible. No se conoce con claridad el origen de su mala fama, pero ciertamente han sido marginados tanto búhos como lechuzas. Suelen ser más comunes las representaciones de gaticos que las de estas aves, cuando en realidad ambos pudieran tener comportamientos espeluznantes para nosotros, que en ellos son tan normales. Como siempre, les atribuimos a los animales características comunes en los humanos.

La palabra latina “Strix”, que nombra una especie de búhos, en la mitología griega significa ave de mal agüero que consumía sangre y carne humana. Nada más lejos. En Babilonia se creía que el ululato presagiaba el llanto de una mujer que había muerto durante el parto y que buscaba a su hijo. También en algunas culturas paganas del Oriente se consideraba de mala suerte cuando una persona los veía. Así sucedía en Kenia, donde el grupo étnico “Kikuyu” pensaba que alguien moriría próximamente. Los aborígenes australianos pensaban que eran hijos de un espíritu medio humano; y por su parte, Mayas y Aztecas pensaban en ellos como símbolo de muerte y destrucción, tal es así que el Dios azteca de la muerte, “Mictlantecuhtl”, era representado en compañía de búhos.

Algunas de las referencias más antiguas se encuentran en la región del Imperio Acadio (primer reino unificado mesopotámico: 2334 a.C.), donde se relacionaba con Lilith, un demonio femenino. Aunque se vinculó con atributos de diosas, y mujeres sabias, el hecho de que algunas especies como las lechuzas de los campanarios vivieran en cementerios y edificios ruinosos, puede haber reforzado su falso concepto negativo que arrastramos hasta el día de hoy.

No obstante no siempre fue así: en el Hinduismo suele representarse a Lakshmi montando un búho blanco. Lakshmi era diosa de la belleza y la buena suerte. En la cultura japonesa algunas especies se consideraron mensajeras divinas de los dioses; y en parte de Asia se creía que las estrigiformes, o rapaces nocturnas, podían alejar el mal. Interesante también resulta saber que en el antiguo Egipto llegaron, incluso, a momificar ejemplares. El jeroglífico que los representaba simbolizaba la noche, el frío y la pasividad.

Pero no fue hasta mucho tiempo después cuando emergieron como símbolo del conocimiento y el saber. El mochuelo de Atenea es utilizado como emblema de filosofía, conocimiento y erudición, y muchas instituciones educativas adoptaron su imagen como insignia. Con el tiempo se elevó su popularidad, y actualmente encontramos a los búhos y las lechuzas en la literatura, la música, el cine, y videojuegos; casi siempre como criaturas sabias.

Un ejemplo conocido es la saga de Harry Potter que los representa como animalitos mágicos encargados de llevar el correo de los magos. También se conocen personajes de búhos y lechuzas en cuentos infantiles Disney, casi siempre como sabios y consejeros. Una película particularmente hermosa y dedicada a estos animales es “Ga'Hoole: La Leyenda de los Guardianes” (“Legend Of The Guardians: The Owls of Ga'hoole”).