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lunes, 25 de septiembre de 2017

Con Messi controlado… el Barça también gana

Por Aliet Arzola

Cuando todos pensaban que Pablo Maffeo saldría de Montilivi con la camiseta de Leo Messi tras acompañarlo todo el encuentro, el jugador del Girona develó que se llevaba la casaca de Ter Stegen para un amigo. Ese fue uno de los datos más destacados del partido entre el Barcelona y el Girona, saldado con victoria 3-0 de los culés, aunque sin protagonismo de Messi, controlado todo el encuentro por el marcaje pegajoso de Maffeo. Esta vez no hay palabras que reseñen un festival azulgrana, quienes más vieron se apoyaron en la mala fortuna del Girona para obtener su sexto triunfo en La Liga.

Sin tridente, esa palabra que parece desaparecer de los diccionarios que utiliza el club catalán tras la partida de Neymar y la lesión de Dembelé, el Barça puso sobre la mesa su enésimo planteamiento del curso, en esta ocasión sin Busquets como controlador aéreo en la media cancha, papel que recayó en Rakitic. Al croata lo acompañaron en las labores el consolidado Paulinho, Iniesta y Aleix Vidal, esto dos últimos en rol de carrileros, con Messi en la mediapunta y Luis Suárez arriba, cumpliendo su centenar de partidos en La Liga. En defensa, regresó Umtiti, Alba se mantuvo por la izquierda, mientras Mascherano y Sergi Roberto ocuparon el perfil derecho de la zaga. Este esquema se ajusta a la realidad del Barça, sin excesos de magia, pero con balance, solidez y profundidad.

Contra el Girona, Vidal y Sergi se relevaron todo el tiempo por la derecha, Paulinho y Rakitic hicieron lo propio en las tareas de recuperación, mientras Iniesta y Messi quedaron más libres para crear y abrir espacios a Jordi Alba por la izquierda, por donde fue un puñal cada vez que subió. Suyo justamente fue el remate que propició el 0-1, a la cuenta de Aday, quien metió la pierna y desvió una pelota sin peligro a las redes de Iraizoz. El segundo de la cuenta azulgrana llegó por otro autogol, del propio Iraizoz, quien se metió en su puerta un remate también dócil de Aleix Vidal, aunque la jugada del extremo del Barça es digna de enmarcar, con una carrera con balón dominado y burlando rivales. El caso de Vidal es particularmente singular, porque hace solo unas semanas andaba en las sombras del club, sin un rol claro, pero Valverde lo ha rescatado, incluyéndolo en sus estrategias como un hombre importante.

También ha emergido Sergi Roberto, chico que debe tener un papel más relevante en el Barça, por canterano, por calidad y por ser el héroe de los dos mejores partidos del club el pasado año. El joven criado en La Masía fue el que enterró al PSG con el sexto gol de la remontada de Champions, y además condujo la pelota por todo el césped del Bernabéu en la jugada que terminó con el gol de Messi para derrumbar al Madrid. En el duelo de Girona, de nuevo Sergi Roberto mostró su valor, tanto en el puesto de lateral derecho, desde donde tiene una gran salida (aunque le falta mejorar la cobertura), como en el medio, hasta donde llegó en múltiples ocasiones. Desde allí, en un contragolpe, visualizó a Suárez y le sirvió medio gol. El uruguayo, quien pese a la sequía conserva el instinto asesino, remató el 0-3 sin problemas.

Como ya mencionamos, destacado en el duelo fue la marca de Pablo Maffeo a Messi, quien estuvo muy lejos de sus niveles de acción de jornadas anteriores. Como ya ocurriera en la Supercopa de España, en la cual Mateo Kovacic se le pegó cual estampilla postal durante dos duelos, Messi quedó limitado, sin tanta influencia en el juego directo del Barça, aunque es válido resaltar que participó en las jugadas de los dos primeros goles. Al margen de la incidencia de Messi, lo cierto es que la entidad azulgrana suma seis victorias en fila en La Liga, con cómoda diferencia de cuatro unidades sobre sus más cercanos perseguidores.

En todo caso, si queremos señalar algo del equipo, sería la nula participación de Paco Alcacer, delantero que costó 40 millones y no ha recibido muchas oportunidades, ni con Luis Enrique no tampoco ahora con Ernesto Valverde. La política de rotaciones del vasco debería incluirlo en algún momento, pero sospecho que la excesiva demorar en colocarlo durante alguno de los partidos tiene un significado muy claro: no confía en él tanto como en el resto de la armada.