El cierre de la embajada estadounidense en La Habana sigue en el aire
Recientemente el secretario de Estado, Rex Tillerson, dijo a la cadena de noticias norteamericana CBS que Estados Unidos «revisa» la posibilidad de cerrar su embajada en La Habana a causa de los supuestos ataques sónicos que habrían afectado la salud del personal diplomático estadounidense. «Es un asunto muy serio con respecto al daño que ciertas personas han sufrido. Hemos traído a algunas de ellas a casa», agregó sobre el tema el jefe de la diplomacia del país norteamericano.
Por otro lado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba ratificó el 9 de agosto pasado su compromiso de garantizar con rigor y seriedad la seguridad del cuerpo diplomático acreditado en la isla caribeña. A través de un comunicado se explicó que el 17 de febrero pasado la embajada estadounidense en La Habana y el Departamento de Estado le informaron sobre los mencionados incidentes. «Cuba tomó con suma seriedad este asunto y actuó con celeridad y profesionalismo para el esclarecimiento de esta situación, iniciando una investigación exhaustiva, prioritaria y urgente por indicación del más alto nivel del gobierno cubano», aseguró el documento. El comunicado cubano explicó categóricamente que «la Isla jamás permitió, ni permitirá, que el territorio cubano sea utilizado para cualquier acción en contra de funcionarios diplomáticos acreditados ni sus familiares, sin excepción» y reiteró la disposición a cooperar para lograr el esclarecimiento de esta situación.
Ni el FBI ni las agencias especializadas han logrado identificar la causa o el origen de las afecciones descritas y no existen pruebas concluyentes de que se produjo un ataque. Algunos científicos consultados que han estudiado el caso dijeron que la física no concuerda con algunos de los hechos descritos.
Aún la sede de la embajada acreditada como tal desde el pasado 15 de agosto del 2015 no se ha pronunciado al respecto. En su último comunicado la instancia diplomática aconsejó por palabras del «Departamento de Estado a los ciudadanos estadounidenses que consideren cuidadosamente los riesgos de viajar a Cuba mientras están llevándose a cabo los trabajos de recuperación relacionados con el huracán Irma. Las carreteras principales de La Habana están abiertas y se ha restablecido el servicio de agua en la mayor parte de la ciudad, pero algunas partes del país pueden estar sin electricidad ni agua potable. La parte norte y central de Cuba sufrió gran destrucción y debería evitarse hasta nuevo aviso. El 6 de septiembre, el Departamento de Estado autorizó el regreso voluntario de los funcionarios del gobierno de Estados Unidos y sus familias tras el paso del huracán Irma». En ella también se advirtió «por el momento, los ciudadanos estadounidenses no deberían intentar ir a la embajada de EE. UU. en La Habana ya que ésta fue dañada severamente por la inundación».
Según el sitio web de la cancillería cubana el pasado 15 de septiembre tuvo lugar en la capital de los Estados Unidos la tercera reunión entre autoridades de los órganos de aplicación y cumplimiento de la ley de Cuba y EE.UU. ««Este encuentro se realizó como una continuación al realizado en La Habana el 17 de mayo de 2016. . El propósito de estos intercambios es coordinar la cooperación bilateral en materia de aplicación y cumplimiento de la ley, y avanzar en el enfrentamiento a diferentes flagelos que pueden constituir una amenaza para los dos países como el terrorismo, el tráfico ilícito de drogas y personas, y los ciberdelitos, entre otros».
Los dos países restablecieron oficialmente sus relaciones diplomáticas el 20 de julio de 2015, durante la administración de Barack Obama (2009-2017), y sus respectivas Secciones de Intereses se convirtieron desde entonces en embajadas.
