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jueves, 14 de septiembre de 2017

¿Es Colón el verdadero descubridor de América?

Por Elizabeth Almeida

La figura de Colón se ha convertido en leyenda y en un icono mundial, por haber llevado a cabo el descubrimiento europeo de América. Pero realmente Leif Eriksson, hijo de Erik el Rojo y apodado el afortunado, es considerado hoy el primer Europeo que llegó a América del norte, un vikingo de origen islandés que pasó su infancia en Groenlandia y que partió rumbo al oeste en busca de otras tierras casi 400 años antes de Colón. Sus expediciones resultaron ser fructíferas y por supuesto, revelaron un hallazgo muy prometedor, un territorio de clima más benigno y repleto de esos recursos esenciales para la supervivencia. Dicho territorio se conoce actualmente como Terranova, ubicado en Canadá y recibió el nombre de Vinlandia, literalmente, tierra de las viñas.

Los conocimientos de la mayoría de aquellos que nacen en América se dirigen a la enseñanza de que Cristóbal Colón descubrió el continente, sin embargo, la mayoría también saben que cuando en el 1492 el colono pisó tierra por primera vez, no sé encontró, precisamente, con un continente deshabitado. Además, se ha demostrado que él no fue realmente el primero. Aún así, la figura y nombre de este personaje así como sus variantes, aparecen en disímiles sitios y lugares y también en las artes, la cultura y la educación. La figura de Colón se ha convertido en leyenda y en un icono mundial, por haber llevado a cabo el descubrimiento europeo de América.

En Vinlandia, Leif Eriksson fundó, junto con su hermano Thorvald, su hermana y su mujer, una nueva colonia americana llamada Leifbundir, lugar descrito en las sagas nórdicas como una pequeña aldea destinada a servir de cuartel general.

Sin embrargo, la tierra canadiense acabó siendo un territorio hostil, que fue abandonado al cabo de pocos años, pues les fue imposible relacionarse pacíficamente con los nativos y los exploradores tuvieron que renunciar a la explotación de las tierras de Vinlandia. Leif no mantuvo sus hallazgos en secreto y le contó a su padre, el monarca de Noruega lo que había visto y ello fue lo que dejó constancia de la existencia del continente americano en un tratado geográfico catalogado como Descriptio Insularum Aquilonis, lo que permitió que algunos europeos tuvieran conocimiento acerca de la existencia de tierras occidentales visitadas por los vinkingos.

Pero por la falta de vestigios vikingos en América del Norte, los historiadores se mantuvieron escépticos en lo referente a lo descrito en las sagas nórdicas, clasificadas por algunos académicos como fantasías. Sin embargo, en el año 1961 un equipo de arqueólogos descubrió unas ruinas que por su arquitectura, localización y antigüedad respaldaban las historias de los vikingos, localizadas en el área de L’Anse aux Meadows, en la costa de la isla de Terranova y consistían en un asentamiento de edificios con espacio para acoger a más de 50 personas.

También encontraron los científicos un taller de carpintería y una forja con tecnología de extracción de hierro similar a las usadas en tierras de los vikingos. Igualmente, se determinó la edad de los vestigios encontrados y la datación por carbono los situó en el año 1000.

Existen otras teorías sobre viajes de monarcas vikingas a América, sin embargo, no existen pruebas suficientes para demostrar que esos exploradores llegaron al continente americano. No obstante, parece que Cristóbal Colón no fue exactamente el primer no nativo que pisó el continente americano, aunque que sí se puede afirmar es que fue el primero en colonizarlo.

Fundamentalmente, la Saga de Erik el Rojo y la Saga de los Groenlandeses son unas de las principales fuentes literarias de información sobre la poco conocida colonización vikinga en América, libros de aventuras con un toque de fantasía y ficción pero con datos muy explícitos y reales.