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martes, 19 de septiembre de 2017

Holanda y su polémico registro nacional de donantes de semen

Por Yamy

El caso de un hombre que resultó ser el padre biológico de 102 niños a través de donaciones de esperma ha provocado un escándalo en Holanda. Las clínicas de fertilidad han exigido al Ministerio de Sanidad un registro nacional de donantes para controlar que no vuelva a suceder lo mismo. Entendidos del tema han explicado que al no existir actualmente un registro que recoja datos de todos los donantes de esperma en Holanda, las clínicas de fertilidad no pueden comprobar si un individuo ha donado en otros centros, ni las veces que lo haya hecho.

La Sociedad Holandesa de Obstetricia y Ginecología (NVOG) y representantes de clínicas se reunieron con autoridades del Ministerio de Sanidad holandés para exigir la creación de un registro nacional que comunique informaciones a los centros de fertilidad y de esta manera poder hacer un seguimiento de los donantes. Las autoridades sanitarias se han comprometido a estudiar la situación y a explorar las posibilidades que existen para evitar donaciones masivas de esperma.

Hasta el momento la privacidad del donante impide a las clínicas de fertilidad comprobar si ha donado en otras clínicas, y este vacío de información ha provocado que algunos hombres hayan donado en diferentes centros, incluso más de una vez. Aunque parezca increíble, el último caso conocido se descubrió porque varias madres se dieron cuenta del parecido entre sus hijos y denunciaron sus sospechas ante el Ministerio de Sanidad de Holanda.

Como consecuencia, una investigación sin precedentes demostró que un hombre, cuya identidad no ha sido revelada, hizo donaciones en múltiples ocasiones en unas 11 clínicas distintas, y su esperma fue usado en 102 fecundaciones positivas. En Holanda los donantes solo reciben unos 50 euros por cada donación en concepto de gastos de transporte, por lo que se cree que no hay una motivación económica de peso que justifique el comportamiento del sujeto en cuestión.

De acuerdo con la investigación de Sanidad, el individuo también habría ofrecido su semen en el extranjero, como “compañero en tratamientos de inseminación. Según distintos medios, el donante afirmó que su objetivo “no era tener tantos hijos como fuera posible”, y como justificación de sus más de cien donaciones aseguró que le gusta “hacer feliz a la gente”.

En 1992 en Holanda se creó la ley que regula la inseminación artificial y estableció el máximo de 25 donaciones de semen por hombre. Esta regulación se implantó para reducir al máximo la posibilidad de que personas engendradas con el mismo semen llegaran a encontrarse y, sin conocer su parentesco, pudieran involucrarse y tener hijos con un gran riesgo de sufrir enfermedades hereditarias. Con tal límite, el riesgo no debería ser mayor que el que se produce entre la población general, en la que se registran relaciones entre primos o familiares de otros grados. Además de las razones médicas, también se tuvieron en cuenta los problemas psicológicos que puede provocar a una persona saber que tiene más de 100 hermanastros. Una cifra más pequeña es más fácil de asumir.

Sin embargo, hasta este momento queda en manos de las clínicas confiar en la palabra de un donante, que únicamente debía responder a la pregunta de si había donado en más clínicas y cuántas veces lo había hecho. En 2004 el Gobierno holandés hizo cambios en la normativa de anonimato de los donantes y creó un registro en defensa del derecho de los niños a conocer a su padre biológico en caso de que lo soliciten cuando sean mayores de 16 años, es decir, a partir del año 2020. No obstante, ese registro central, establecido en La Haya, solo es accesible para los hijos y no para las clínicas de fertilidad. De hecho, el registro se ha utilizado por primera vez en este caso gracias a una orden del Ministerio de Sanidad, para comprobar la identidad del padre biológico de los 102 hijos.