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sábado, 30 de septiembre de 2017

La humanidad sigue en evolución

Por EvelynR

Según lo señalado por una nueva investigación de la Universidad Columbia en Nueva York, publicada en la revista PLOS Biology, hay evidencias de que los seres humanos aún podemos seguir evolucionando. El estudio inspeccionó el ADN de 210 mil personas de Estados Unidos y Gran Bretaña, para analizar si era posible eliminar cualquier cambio en la variación genética en estas poblaciones. Sin embargo, es necesario señalar que los cambios en la frecuencia de esos genes eran increíblemente pequeños. De acuerdo con los investigadores, el problema es la escala de tiempo, pues aunque existen diferentes presiones de selección en distintas poblaciones y grupos, el prolongado tiempo generacional lleva a que los cambios tarden mucho tiempo en reflejarse en la sociedad.

La evolución es considerada un mecanismo inherente a los seres vivos, sin embargo, las preguntas de cómo funciona y específicamente en el género humano, también sujeto a las variaciones del medio ambiente. Si bien no podemos escapar de la llamada selección natural, algunos han planteado que los modernos avances tecnológicos y el nivel de migraciones nunca antes visto, han mitigado el impacto del proceso evolutivo en nuestra especie. Sin embargo, según lo señalado por una nueva investigación de la Universidad Columbia en Nueva York, publicada en la revista PLOS Biology, hay evidencias de que los seres humanos aún podemos seguir evolucionando.

El estudio inspeccionó el ADN de 210 mil personas de Estados Unidos y Gran Bretaña, para analizar si era posible eliminar cualquier cambio en la variación genética en estas poblaciones. El resultado de los expertos reportó que su análisis de estos genomas humanos mostró la buena noticia de que la selección natural está eliminando las variantes genéticas más comúnmente asociadas con la enfermedad del Alzheimer (el gen ApoE4) y el tabaquismo intensivo (CHRNA3), señalando que son menos frecuentes en personas con mayor esperanza de vida, lo que evidencia que la selección natural elimina esas desfavorables variantes

Sin embargo, es necesario señalar que los cambios en la frecuencia de esos genes eran increíblemente pequeños. Por ejemplo, en el caso del gen CHRNA3, que se asocia con un mayor consumo de tabaco, incrementando el riesgo de muerte relacionada con ese hábito, aparece cada vez menos; pues se redujo en un 1 por ciento entre generaciones, al comparar las personas mayores de 80 años con las mayores de 60.

De acuerdo con los investigadores, el problema es la escala de tiempo, pues aunque existen diferentes presiones de selección en distintas poblaciones y grupos, el prolongado tiempo generacional lleva a que los cambios tarden mucho tiempo en reflejarse en la sociedad. Sin embargo, esto tampoco implica que no puedan suceder, siendo la capacidad de digerir la leche en la edad adulta, uno de los ejemplos más bien estudiados de la selección natural que ha ocurrido en los últimos tiempos. En este caso, si nos fijamos en el comportamiento normal en la naturaleza, la leche suele ser bebida por los cachorros, sin embargo, la mayoría de europeos y algunos pueblos en África y la India han evolucionado en los últimos 10 mil años para poder continuar digiriendo la leche en la etapa adulta.

También es cada vez más rara la aparición de una variante del gen ApoE4, conocida por aumentar el riesgo de la enfermedad de Alzheimer de aparición tardía, así como las enfermedades cardiovasculares.

Joseph Pickrell y su equipo también concluyeron que los conjuntos de mutaciones genéticas que inclinan a las personas a enfermedades del corazón, colesterol alto, obesidad y asma también tienen menos presencia y menos frecuencia de aparición en personas que vivieron más tiempo y cuyos genes son más propensos a ser transmitidos. De acuerdo con las declaraciones de Pickrell, experto en genética evolutiva del Centro del Genoma de Columbia y Nueva York, es una señal sutil, pero encontramos evidencia genética de que la selección natural hace su efecto en las poblaciones humanas modernas.

En la actualidad, la teoría de la evolución une las propuestas de Charles Darwin y Alfred Russel Wallace con las leyes de Gregor Mendel y otros avances posteriores en la genética; por ello se le denomina síntesis moderna o teoría sintética, formulada en torno a 1940. Esta teoría define la evolución como un cambio en la frecuencia de los alelos de una población a lo largo de las generaciones. Este puede ser causado por diferentes mecanismos, como la selección natural, la deriva genética, la mutación y la migración o flujo genético.

Esta teoría posee una aceptación general de la comunidad científica, aunque también algunas críticas. Ha sido enriquecida desde su formulación, gracias a los avances de otras disciplinas como la biología molecular, la genética del desarrollo o la paleontología.