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sábado, 16 de septiembre de 2017

Los adolescentes de Cuba: el foco de las políticas sociales

Por DianaLeon

En Cuba la preocupación por el bienestar, el aseguramiento y la participación social de los niños, adolescentes y jóvenes es un elemento fundamental dentro de las expresiones de las políticas de juventud. La finalidad de las políticas sociales varía en correspondencia con el momento histórico. Así, si hasta fines de los años 80 en la visión del desarrollo de la juventud predominaba la continua elevación de su nivel de vida y su formación integral, de acuerdo con la ideología y la ética de la Revolución, en la actualidad debe orientarse también, por medio del acrecentamiento de su diversidad, a la determinación de los grupos más necesitados, así como de las vías y los recursos que permitan brindarles atención. Las esferas principales a las que se dirigen las políticas de juventud son la educación, la salud, la seguridad social, la cultura y el arte, el deporte y la recreación.

En Cuba la preocupación por el bienestar, el aseguramiento y la participación social de los niños, adolescentes y jóvenes es un elemento fundamental dentro de las expresiones de las políticas de juventud, en conjunto con un entramado de organizaciones políticas y sociales que han creado espacios para que los jóvenes ejerzan sus derechos y se inserten en la vida social.

El M.Sc. Luis Gómez Suárez ha trabajado ampliamente esta temática como parte de su labor en el Centro de Estudios Sobre la Juventud, de Cuba. El investigador señala que como concepto es entendido como una política social, en términos generales, destinada a los jóvenes, que tiene como objetivo elevar su nivel de vida, propiciar el proceso de socialización inteligentemente estructurado de acuerdo con los intereses del proyecto, y hacer realidad una política educativa.

La finalidad de las políticas sociales varía en correspondencia con el momento histórico. Así, si hasta fines de los años 80 en la visión del desarrollo de la juventud predominaba la continua elevación de su nivel de vida y su formación integral, de acuerdo con la ideología y la ética de la Revolución, en la actualidad debe orientarse también, por medio del acrecentamiento de su diversidad, a la determinación de los grupos más necesitados, así como de las vías y los recursos que permitan brindarles atención.

En la base de esas políticas se encuentra el Código de la Niñez y la Juventud, aprobado en 1978 y que pautaba las prioridades en materia de infancia y juventud y que con carácter de ley obligaba a la sociedad toda a comprometerse con su cumplimiento: la Ley 16 Código de la Niñez y la Juventud. El mismo concibe a la niñez y la juventud como sujetos de derecho y en el caso de los jóvenes también incorpora la noción de actores estratégicos del desarrollo. Si bien su nomenclatura señala a la juventud como grupo etario, dentro de sus líneas también se incluyen los intereses de niños y adolescentes, como podemos constatar desde la ley referida anteriormente y con los programas y estudios que señalaremos en los párrafos que siguen.

Las esferas principales a las que se dirigen las políticas de juventud son la educación, la salud, la seguridad social, la cultura y el arte, el deporte y la recreación. A continuación realizamos una caracterización breve de las mismas que incluye los programas fundamentales que constituyen expresión de cada una. Sin embargo, es preciso acotar que muchos de estos programas han sido descontinuados o poseen deficiencias estructurales y de aplicación que inciden en las limitaciones de dichas políticas, aspecto que trataremos al final del epígrafe.

La educación es la línea conductora de las políticas de juventud

Caracterizada por ser pública y gratuita en todos los niveles de enseñanza y con un amplio número de estrategias y programas para ampliar las oportunidades educativas. Destacan, entre otros, el interés por la informatización en todas las enseñanzas, que incluye la creación de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI); la vinculación estudio-trabajo, con las Escuelas al Campo y la creación de brigadas de trabajo para cada nivel de enseñanza, tales como las Fuerzas de Acción Pioneril (FAPI), las Brigadas Estudiantiles de Trabajo (BET) y las Brigadas Universitarias de Trabajo (BUT); la universalización de la enseñanza; la concientización a través de la educación ambiental y la educación para una salud responsable, que cuenta con un Departamento de Salud Escolar, a fin de garantizar una mejor atención al estado de salud de los estudiantes y trabajadores de la Educación en el contexto del proceso pedagógico y en el ámbito escolar.

El Sistema Sanitario contempla varios proyectos de prevención

Por su parte con respecto a la salud, el Sistema de Salud reconoce la especificidad del cuadro de morbi-mortalidad en la juventud, para el que están concebidas acciones específicas como el Programa Nacional de Acción sobre los Accidentes en Menores de 20 Años; el Programa de Maternidad y Paternidad Conscientes, para prevenir y atender los caso de embarazo en la adolescencia y la maternidad – paternidad en edades tempranas; el Programa para una Conducta Sexual Responsable; el Programa de Educación Comunitaria Para la Vida; el Programa de Atención Integral al Adolescente; los Proyectos Crecer en la Adolescencia y Mi Proyecto de Vida. Al mismo tiempo hay acciones específicas para la juventud en los programas para prevenir y atender hábitos tóxicos: tabaquismo, alcoholismo y drogadicción.

La seguridad social constituye otra dimensión y sus acciones han estado encaminadas fundamentalmente a la protección y los derechos de la maternidad así como al amparo por cualquier otra causa de enfermedad, accidente, discapacidad u otras.

La democracia cultural y deportiva

En lo relacionado con la cultura la concepción principal está dada por el interés de democratizarla, para ello el país ha desarrollado una serie de programas (algunos ya descontinuados), dedicados al entretenimiento, la participación en los espacios culturales y la formación cultural de niños, adolescentes y jóvenes entre los que se encuentran: inclusión de clases de Educación Musical y Educación Plástica en la enseñanza primaria, las brigadas de Instructores de Arte, el programa de Salas de Video, la Muestra de Nuevos Realizadores, el Programa Nacional por la Lectura, una serie de proyectos socioculturales comunitarios, las casas de cultura municipales y toda una red de instituciones culturales, que abarca cines, teatros, museos, salas de exposiciones y de música.

Otra de las esferas en la que las políticas públicas de juventud han centrado su acción es el deporte a través de espacios como la Educación física en todas las enseñanzas y las escuelas de preparación para deportistas: Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) y Escuelas Superiores de Perfeccionamiento Atlético (ESPA).

Además, dentro del interés por el deporte se encuentra la línea de la recreación, por medio de la cual se han potenciado espacios para el esparcimiento de las nuevas generaciones, fundamentalmente en las localidades con áreas recreativas, peñas de juegos de mesa y otras opciones físico-recreativas que se desarrollan en aquellos sitios de la comunidad donde no es posible el funcionamiento estable de áreas permanentes.

Los adolescentes son la piedra angular de Cuba

En general, las políticas de juventud en Cuba buscan la protección, formación e inserción de los jóvenes en la vida social del país, para ello cuentan con el apoyo y la gestión de todo un entramado de instituciones con acciones en las esferas que hemos tratado anteriormente, tales como la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en el ámbito educativo; los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en la comunidad; y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) como organización política de carácter voluntario y selectivo en la que militan los adolescentes y jóvenes comprendidos en el rango de edades de 15 a 32 años.

La Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) es otra de las instituciones que promueve la creación de espacios y oportunidades para los adolescentes. El desarrollo integral del Centro Histórico tiene dentro de sus principios la ejecución de proyectos sociales dirigidos a grupos vulnerables: niños, mujeres en situación de riesgo, ancianos y discapacitados, así como a barrios considerados en desventaja, dada la humilde composición de sus habitantes.

Varios son los programas que durante años ha desarrollado el centro con estos fines. Entre las principales esferas de acción de la OHC se encuentran la educación (reparación de escuelas primarias, aula-museo, Escuela de rescate de tradiciones de artes manuales, Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos); cultura (museos, salas de concierto del Convento de San Francisco de Asís, de la Iglesia de San Francisco de Paula y del Convento de San Felipe Neri, la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, el Anfiteatro de La Habana, el parque de diversiones La Maestranza, el Aquarium, el programa Rutas y Andares), salud (Centro de Rehabilitación para la edad pediátrica Senén Casas Regueiro) y deporte.

En lo referido específicamente a la vulnerabilidad social en la adolescencia, desde el 2011 esta institución realiza el Proyecto de Desarrollo Social Integral y participativo de los adolescentes en La Habana Vieja. Entre las metas del proyecto se encuentra la de potenciar la participación social para el desarrollo de los adolescentes en condiciones de vulnerabilidad social. Una expresión de las acciones propuestas por ese proyecto de la OHC, lo constituyó el Taller de Permacultura de la Casa de Artes y Tradiciones Chinas para adolescentes con retraso mental fue el primero en implementarse.

En general, las políticas públicas dirigidas a las nuevas generaciones en Cuba se caracterizan por: amparo legal de los derechos de la juventud reconocidos en el Código de Familia, el Código de la Niñez y la Juventud; priorizar la atención y los gastos sociales en favor de la juventud; una noción de la juventud como sujeto de derecho y actor estratégico del desarrollo futuro; políticas con una sostenibilidad y continuidad en el tiempo, una progresión en las metas propuestas y un carácter inclusivo y de cobertura masiva.

Sin embargo, pese a los beneficios de las políticas de juventud en Cuba, estas poseen también debilidades y limitaciones dadas fundamentalmente por un desbalance entre los gastos dirigidos a sustentar esas políticas y los recursos económicos con que cuenta el Estado, pues han disminuido las posibilidades de la economía del país para acompañar esos gastos; esta limitación provoca a su vez el problema del desajuste entre las aspiraciones juveniles y las posibilidades reales de satisfacerlas.

Otro elemento lo constituye la ausencia de una instancia gubernamental específica que vele por la integridad de las políticas públicas, por lo que estas se encuentran subsumidas en el entramado de políticas sociales del país. Esto provoca a su vez una limitada integralidad e insuficiente articulación entre las propias políticas públicas, con desbalances expresados en una constante elevación de los niveles de educación y calificación que no se acompañan de igual ritmo de crecimiento del empleo calificado, amplio acceso e inclusión efectiva en la educación y el empleo formal, pero bajos niveles de ingresos monetarios por esos conceptos y amplias expectativas de autonomía y emancipación familiar y dificultades para materializarlas por el bajo poder adquisitivo de los ingresos y las limitaciones para obtener una vivienda independiente.

La intención es focalizar las políticas sociales, pero a la práctica, son universalistas

Vinculado a estos elementos, se encuentra el problema de la universalización de las políticas pues, aunque se han aplicado enfoques diferenciados en correspondencia con las características de los grupos sociales a los que se dirigen, ello ha sido insuficiente y ha primado la vocación universalista. Además, una característica asociada a la carencia de una institución dedicada a las políticas públicas de juventud, es la debilidad en los mecanismos de evaluación y seguimiento de las mismas.

En opinión del profesor Luis Gómez, investigador agregado del CESJ, en estos momentos esa política está en reconstrucción, como está en reconstrucción la política social cubana, los cambios en la educación y en materia de empleo; se avecinan cambios en materia jurídica; de entrada, necesitamos una nueva Constitución. Se hace necesario reformular el Código de la Infancia y la Juventud de Cuba, la Ley 16, pues es doctrinario y no vinculante, y lo que necesitamos es que, junto al carácter doctrinario, sea vinculante en cada uno de sus artículos, para establecer responsables objetivos, porque esa es una política de Estado, no es una política gubernamental. Puede irse un gobierno, entrar otro, pero si está en la Constitución, es una política de Estado y debe llevarse a la práctica. Por lo tanto, es necesario reconformar todo este proceso, producto de que toda la legislación en materia de juventud se fue quedando muy rezagada.