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miércoles, 20 de septiembre de 2017

Los tunecinos que dijeron "no" al ramadán

Por DesdeCuba

El Ramadán es uno de los pilares de la religión musulmana. Este comienza con el último día del octavo mes del calendario lunar musulmán y es una costumbre milenaria de los musulmanes. Sin embargo, el actual clima de polarización religiosa e ideológica del mundo lleva las cosas al extremo. Por ello, cada vez son más comunes los ejemplos de contracorrientes en el mundo y tendencias al cuestionamiento de todo lo establecido, que puede abarcar esferas tan polémicas como el ordenamiento político, legal o la religión. Manifestantes en el norte de África reclaman la posibilidad de comer y fumar durante el día, pues ellos no están obligados a cumplir con los mandamientos musulmanes si no practican la religión.

Cada vez son más comunes los ejemplos de contracorrientes en el mundo actual. Existe una tendencia al cuestionamiento de todo lo establecido, que puede abarcar esferas tan polémicas como el ordenamiento político, legal o la religión. Es, precisamente, este último aspecto el que en días recientes provocó manifestaciones en Túnez. El advenimiento del mes de Ramadán para los musulmanes ha desatado un grupo de protestas entre los no creyentes.

El Ramadán es uno de los pilares de la religión musulmana. Este comienza con el último día del octavo mes del calendario lunar musulmán. Durante los treinta días siguientes todos los practicantes de la religión deberán permanecer en ayuna durante las horas del alba. Solo en la noche está permitida la ingestión de alguna bebida, alimentos específicos y mantener relaciones sexuales. De esta obligación se exime a personas para las que ayunar representaría un peligro para la vida, quienes deben pagar los días dejados de ayunar luego de su recuperación.

En los países de África Norte y Medio Oriente, donde se concentra la mayor cantidad de seguidores del islamismo, los reclamos por el respeto a la diversidad han comenzado a tomar fuerza. Bajo la presión de las corrientes fundamentalistas que se desarrollan en la zona, las “minorías” se han visto afectadas. Específicamente en Túnez, un grupo de personas protestó por el respeto a quienes no ayunan, pues también tienen derecho a disfrutar de su vida normalmente, a pesar de ser el mes de Ramadán para sus coterráneos. El grupo de manifestantes reclamaba su constitucional derecho a no ayunar, luego de que cuatro hombres fuesen condenados a un mes de prisión bajo el cargo de “atacar la moral pública”. Es decir fueron encarcelados por violar disposiciones de una religión a la que no pertenecen. Entre las demandas de los manifestantes estaban la posibilidad de comer y fumar durante el día, pues ellos no eran creyentes y el restablecimiento de los horarios de los centros recreativos y de ocio.

Esta situación es un ejemplo de como las ideologías van, cada vez más, permeando los sistemas políticos y judiciales, lo cual representa un paso atrás con respecto a la secularización del Estado y su separación de la iglesia. En la actuación de los tribunales tunecinos, se evidencia una violación del respeto a la libertad religiosa. Esta protesta es la primera de su tipo desde la Revolución árabe de 2011 lo que demuestra el malestar de las minorías de estas regiones ante la oleada del radicalismo religioso.

Estas divisiones, en muchas ocasiones descuidadas o provocadas por los propios Estados, solo contribuyen a la fragmentación de la sociedad; lo cual es un caldo de cultivo perfecto para los extremistas del Estado Islámico. El gobierno debe evitar el surgimiento de más fisuras de las ya existentes que puedan complicar la situación en un área tan volátil como África del Norte. En tanto, la solución más inteligente del problema sería defender la diversidad para garantizar el equilibrio y la unidad social tan necesarios para el desarrollo. Los derechos de los creyentes y los no creyentes son igualmente valiosos y no tienen por qué ser posiciones antagónicas.