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lunes, 25 de septiembre de 2017

Mendizorroza saca un susto al Madrid

Por Aliet Arzola

El Real Madrid sufrió de lo lindo para llevarse tres puntos en Mendizorroza, exigido al máximo por un Alavés en urgencia, que al final claudicó por la mínima: 1-2. Los blancos sobrevivieron gracias a dos goles de Dani Ceballos en su primer partido como titular en la entidad merengue, a la que una vez más le costó rematar en los últimos metros. La falta de puntería de la escuadra de Zinedine Zidane no solo los tiene a siete puntos del Barcelona, sino que también los está forzando a enfrentarse a finales de partidos muy apretados, con nulo margen de error sin importar el nivel del rival.

Contra el Alavés se mantuvo la tónica de los duelos anteriores ante Valencia, Levante y Betis, en los cuales los porteros rivales se llenaron de gloria y los delanteros merengues caían abatidos, en gran medida por los entramados defensivos rivales. Da la impresión de que los equipos han encontrado una fórmula para detener el impacto del Madrid, básicamente encerrándose atrás, dejando el balón a su oponente y aprovechando los espacios a campo abierto en los contraataques. Así los fulminó el Betis a mitad de semana en el Bernabéu, y así también estuvo a punto de complicarlos el Alavés, que no tuvo mucha fortuna y se encontró con un goleador inesperado: Dani Ceballos. De inicio, los merengues se vieron confiados y plantaron su defensa muy arriba, ahogando el juego en corto del conjunto de Vitoria, renuente a sacar el balón fuera de un golpe sólido.

La asfixia de los merengues, hasta con Casemiro arriba, rindió frutos, porque a la altura del minuto diez forzaron un saque de banda cercano donde se originó la jugada del gol. Cristiano Ronaldo recibió y tocó en profundidad para Asensio, quien mandó el balón al centro del área, directo a los botines de Ceballos. Con muchas piernas y el tráfico congestionado, la nueva perla de la medular merengue fue al choque, ganó el balón y con un leve toque quedó perfilado para disparar de derecha, directo a las redes y muy lejos de los guantes de Pacheco, que ni se tiró. Ceballos celebró con miedo, con cautela, como temiendo a equivocarse o parecer demasiado excesivo, tal vez por los nervios. Al final besó el escudo y caso cerrado.

Con ventaja, el Madrid tuvo otras ocasiones, pero siempre se topó con su mala fortuna e pobre poder de definición de cara al arco, y con los guantes de Pacheco, que detuvo en varias oportunidades remates con peligro. La situación permitió al Alavés soltarse y correr a las espaldas del conjunto capitalino, que poco a poco fue bajando la marcha. Tras media hora de partido, Burgi condujo, se dio una media vuelta de calidad mundial en el centro del campo y abrió la cancha hasta Munir, por la derecha, quien centró para el cabezazo impecable de Manu García, un misil que chocó en la madera de la portería de Keylor y siguió directo a las redes. Ese empate confirmaba que el Madrid tenía un lío gordo y Mendizorroza podía ser la continuación del infierno vivido en el Bernabéu.

En medio de todo aquel embrollo, Cristiano, que partió como nueve puro, comenzó a bajar en busca de la pelota. Al portugués se le vio más cooperativo que nunca, a sabiendas de que el mayor peso del juego caía sobre sus espaldas con Bale y Modric en el banco por las rotaciones de Zidane, y Kovacic, Marcelo, Benzema y Theo lesionados. Sin caer en su habitual desesperación cuando no marca, CR7 enseñó muchos de sus atributos y estuvo muy cerca de derribar el muro de Pacheco, pero la madera le negó la celebración, sobre todo con un remate de zurda en el segundo tiempo que iba para gol de la jornada tras su espectacular regate en la banda.

Afortunadamente para el Madrid, estaba Ceballos. El chico, debutante como titular, merodeó por todos lados y luego de una jugada en la que todos fueron a agarrar a Cristiano en medio del área, el balón quedó suelto y él remató de primer para firmar un doblete impensado antes de culminar la primera mitad. Ya el segundo tiempo fue muy diferente, algo más denso y muy trabado en la medular, donde ni la magia de Isco, ni la frescura de Asensio sobrevivieron al mar de piernas que se concentró en la zona. En esa dinámica, el Madrid vivió muchos minutos sobre el estambre, con una incertidumbre impropia del conjunto que ha ganado casi todo en la última campaña. El Alavés, que pudo quedarse con uno menos por un codazo de Manu García a Lucas Vázquez, mandó dos balones al palo por medio de Pedraza, mientras los blancos también asediaron, pero el fallo de Ramos en una jugada casi a puerta vacía o el egoísmo de Isco al no pasar el balón a Cristiano solo y desmarcado en un contraataque mantuvo la pizarra con un 2-1, que refleja en toda la medida lo que fue el duelo en Mendizorroza. Zidane es consciente de que la victoria pendió de un hilo y así lo dijo a la prensa, pero al menos le queda el consuelo de que igualó el récord de Guardiola de 12 triunfos seguidos a domicilio y aumentó a 33 su racha de partidos anotando lejos del Bernabéu.