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domingo, 17 de septiembre de 2017

Necrópolis de Colón: historias grabadas en piedra

Por EvelynR

La Necrópolis Cristóbal Colón situada en La Habana es considerada como la tercera en importancia del orbe en cuanto a valor artístico y al gran número de obras escultóricas y arquitectónicas, sólo precedido por una en Génova, Italia, y otra en Barcelona, España. Aunque muchas de las historias que se cuentan no pueden verse más que como leyendas, si existen varios sucesos curiosos que vienen a aumentar la riqueza cultural del camposanto. Uno de estos hechos es la existencia de una tumba en la que descansan los restos de un gorrión. Según los historiadores, en abril de 1869 un oficial español encontró el cuerpo sin vida del ave en el Palacio de los Capitanes Generales.

Muchas son las leyendas y enigmas que siempre se crean acerca de los cementerios, vistos como lugares misteriosos o de veneración por ser sitios para el descanso de los seres queridos. Además del valor sentimental o social de los mismos, algunos destacan también por su amplio patrimonio cultural. Tal es el caso de la Necrópolis Cristóbal Colón situada en La Habana, considerada como la tercera en importancia del orbe en cuanto a valor artístico y al gran número de obras escultóricas y arquitectónicas, sólo precedido por una en Génova, Italia y otra en Barcelona, España.

Aunque muchas de las historias que se cuentan no pueden verse más que como leyendas, si existen varios sucesos curiosos que vienen a aumentar la riqueza cultural del camposanto. Uno de estos hechos es la existencia de una tumba en la que descansan los restos de un gorrión. Por irreal que parezca, desde hace unos 145 años, el cuerpo embalsamado y recubierto en oro del ave yace en una tumba sin inscripción, localizada en el sector noroeste de la necrópolis y perteneciente al periódico La Voz de Cuba.

Según los historiadores, en abril de 1869 un oficial español encontró el cuerpo sin vida del ave en el Palacio de los Capitanes Generales. Se determinó que había muerto por respetar el ayuno del Jueves Santo, en cumplimiento del deber y en su puesto como soldado de honor y gorrión voluntario de la Plaza de Armas.

A partir de ese momento comenzaron a rendirle los honores pertinentes: los oficiales españoles lo pasearon por el cuerpo de guardia, lo embalsamaron en oro y lo trasladaron al Castillo de La Fuerza, donde montaron guardia de honor al ilustre voluntario.

Según explicó Zeni Pereira, museóloga del cementerio, el Gobernador y otras autoridades presentaron sus respetos acompañados de coronas y ramos de flores. Además, una gran multitud que acudió a ofrecerle obsequios y dedicarle sonetos, pies forzados y otros.

Debido al proceso independentista que se desarrollaba en esos momentos en Cuba, el hecho adquirió gran connotación política, pues sirvió a la prensa para enaltecer el coraje y el patriotismo de los españoles, ya que estos eran llamados gorriones mientras que los cubanos, bijiritas.

Además, el cuerpo del gorrión fue trasladado a Matanzas, Cárdenas y Puerto Príncipe; y el acontecimiento tomó carácter lucrativo, pues comenzaron a cobrar un real por la entrada para ver la jaula con el cuerpo embalsamado del gorrión y, solamente en La Habana, recaudaron unos 300 pesos oro, según explicó Luis Segoviani, historiador del camposanto

Luego de todo este proceso, se trasladó el cuerpo inanimado del ave hacia el Cementerio Cristóbal Colón, en proceso de creación, por lo que fue una de las primeras tumbas de la necrópolis y hasta hoy la primera de las dos que contienen restos de animales que existen en el camposanto.

La construcción del cementerio, diseñado a partir de la idea arquitecto español Calixto de Loira, comenzó el 30 de octubre de 1871 y las obras fueron concluidas el 2 de julio de 1886. El mismo está declarado Monumento Nacional de Cuba y con sus 57 hectáreas de extensión es el cementerio más importante del país.

En la necrópolis un gran número de los panteones son recreación a escala de mansiones coloniales de los dueños originales. Los arcos, las cúpulas y los vitrales de su arquitectura ornamentan las construcciones funerarias artísticamente. Esas constituyen una de las características más notables del camposanto, elaboradas en diferentes estilos arquitectónicos y materiales. Además, está organizado de acuerdo con la fecha de construcción y la posición económica del fallecido, pues las familias más modestas fueron colocando sus tumbas próximas a los mausoleos erigidos por los magnates en la república.

La necrópolis es también el único cementerio americano dedicado a Cristóbal Colón, navegante genovés descubridor de Cuba y de otros importantes destinos en el continente americano.