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viernes, 8 de septiembre de 2017

Realidad virtual para cuidar la salud del planeta

Por Yamy

Investigadores de la Universidad de California, Santa Barbara, hacen hincapié en el devastador efecto que ha tenido el plástico en el medioambiente, y explican que desde los años 50 se han producido 8 300 millones de toneladas de ese material, lo que equivaldría a mil millones de elefantes. Sugerente, ¿verdad? Los científicos dicen que si hiciéramos el ejercicio de esparcir por el suelo todo el plástico que hemos producido, dejándolo únicamente hasta la altura de los tobillos, se pudiera cubrir toda la superficie de Argentina; país latinoamericano que tiene una superficie de 2,78 millones de kilómetros cuadrados. Además, sostienen que alrededor del 80% del total del plástico que hemos creado, nunca se ha reciclado y por tanto termina en vertederos. Esta situación supone que si seguimos manteniendo los niveles actuales habremos producido 34 mil millones de toneladas en 2050. ¿Preocupante?

Por supuesto que los números son impactantes, pero es un tema que se viene abordando desde hace mucho tiempo, y no obstante, continúan imperando los intereses económicos por parte de las compañías, y las costumbres por nuestra parte. En la actualidad solo unos pocos ven como un problema real la salud medioambiental en el único planeta que habitaremos, al menos, las generaciones actuales, pues aunque los astrónomos no descansen en la búsqueda de universos similares, aún es solo una utopía para cuentos de niños e hipótesis científicas.

Expertos por todo el mundo han advertido incansablemente sobre los efectos que suponen ciertas producciones, ciertos consumos, en la reducción de la capa de ozono, el deshielo, el incremento subestimado de las temperaturas y la pérdida de biodiversidad, además de otros fenómenos, pero estas son voces y esos son argumentos ignorados y disminuidos. Es insignificante la cantidad de personas que, concienciadas, cambian sus procederes y se suman a campañas por un mundo mejor, libre de sustancias tóxicas. Sin embargo, la pregunta del millón se impone eterna, ¿cuáles son las alternativas? ¿Serán suficientes?

No sabemos el punto exacto de fallo para no lograr llamar a las masas, a todo el mundo, para que de verdad interioricemos el problema real del ocaso que muy próximo experimentará nuestra Tierra, por eso a los activistas medioambientales se suman científicos, innovadores, y todo personal calificado que pueda aportar idea para contrarrestar y combatir el cambio climático.

El profesor de comunicación en la Universidad de Stanford, Jeremy Bailenson, en coordinación con el Laboratorio de Interacción Virtual y Humana (VHIL) ha ideado un juego de realidad virtual con el objetivo no solo de explicar la acidificación del océano, por ejemplo, sino también para generar una respuesta activa en los participantes. El académico refiere que uno de los retos más importantes para enfrentar el irrevocable cambio climático es que las personas puedan visualizar cómo el hecho de conducir un coche que use combustible tradicional o vivir en una casa poco eficiente energéticamente contribuye al problema. La realidad virtual puede ofrecer a todos, independientemente de dónde vivan, la experiencia necesaria para generar de una vez la urgencia de prevenir el desastre ambiental que se nos viene encima.

De acuerdo con medios de comunicación, el laboratorio VHIL desarrolla experimentos utilizando realidad virtual y los resultados son espectaculares. Han descubierto que cuando una persona ha tenido una experiencia de realidad virtual cortando un árbol, esa persona estaría más dispuesta a preservar el papel. Y, por ejemplo, cuando han tenido la experiencia de ducharse y al mismo tiempo ver un avatar consumiendo carbón equivalente a la energía que se utiliza, los usuarios han reaccionado ahorrando agua.

Gracias a sus efectos, los expertos ratifican que comparando la estrategia con las convencionales de ver o leer sobre medidas medioambientales, la realidad virtual se ha presentado más efectiva para cambiar los hábitos a mejor, pues favorece una mentalidad más empática, y posteriormente incrementa la tendencia participativa. Las personas implicadas han mostrado posturas de protección del entorno.

Los individuos que han estado en la fase experimental ha podido ver en primera persona el proceso de acidificación del océano: cuando absorben el dióxido de carbono producido por nosotros mismos, causando que el Ph del agua se reduzca sobremanera y que como consecuencia se exterminen muchísimas especies marinas. También han podido ver el efecto natural de las chimeneas volcánicas, la contaminación de las aguas, las placas de hielo del círculo polar o las selvas tropicales, entre otros ejemplos. Son todas experiencias que por no verlas cotidianamente nos parecen lejanas. Por eso la realidad virtual puede ser usada para quitar ese velo que otorga la ignorancia, y pensar de verdad, a conciencia, sobre cómo podemos cambiar los hábitos para colaborar al respecto porque el cambio puede empezar por uno mismo.