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sábado, 16 de septiembre de 2017

Travesías de un pelotero cubano

Por Janet

El lanzador cubano Félix Fuentes Ortiz ya había montado un avión tres años antes. EN los alrededores del año 2012, rodeado de una parte de la preselección de la Isla con vistas al III Clásico Mundial de Béisbol, el taponero de los Cocodrilos de Matanzas enrumbaba a México en lo que representaría su primera incursión foránea con el uniforme de las cuatro letras. Un trienio más tarde, después de certificar su abandono a las huestes dirigidas por Víctor Mesa, Fuentes encaraba el vuelo hacia el Ecuador con sentimientos distintos. El béisbol no formaría parte de su vida, en cambio, el reto de echar a andar un negocio privado le inquietaba, solo el recuerdo de su pequeña hija, Stephanie de la Caridad, lograba atenuar las preocupaciones.

Según sus comentarios le fue difícil dejar el equipo, pero debía ocuparse de temas económicos levantar su propio negocio, la llegada de su niña influyó, pero estaba consciente de que debía apartarse completamente del mundo deportivo para enfocarse en otras cuestiones. Cada vez que veía las luces del estadio encendidas se entristecía.

Stephanie, la hija soñada que planificó, llevaba apenas unos meses de nacida y el miope apagafuegos sabía que desde la lomita sería difícil asegurar las necesidades de la infante, máxime cuando las esperanzas de repetir en algún team nacional se esfumaron con las últimas presentaciones en la LIV Serie Nacional de Béisbol (SNB), asignadas por más penas que glorias.

Entonces ahí estaba Félix, en la mismísima mitad del mundo alternando diversos trabajos de poca monta para ganarse el pan y, de paso, conseguir ingresos a su familia. No existía hecho alguno que frenara su pensamiento y determinación, ni el hecho de perder los documentos apenas arribó a Ecuador, ni la lejanía durante más de tres meses del hogar, ni siquiera el olor a tierra mojada que lo trasladaba imaginariamente a los terrenos beisboleros.

Comenzó alternando labores de todo tipo. Lo mismo de ponchero, que de cualquier cosa que me sirviera para salir adelante, hasta que incursionó en la compra y venta de ropa, muy de moda en la actualidad. Una gran pérdida para el deporte nacional cubano.

A la República Cooperativa de Guyana, entre otros países de libre visado llegó el diestro de 1.92 metros de estatura y 90 kilogramos de peso. Luego de un par de años en el mundo de las travesías en las cuales a Félix no estuvo presente en el amplio mundo del béisbol pues según cuenta a Play-Off, «fue necesario alejarse de todo lo concerniente a la actividad en los diamantes, ni siquiera en las gradas lo podían encontrar».

En su retorno a los Cocodrilos para la venidera temporada del béisbol cubano, Fuentes confía que los más de 24 meses en aparente inactividad no le afecten el rendimiento: «Aprovecharé la oportunidad dada por el mánager Víctor Figueroa para concretar salidas de calidad en a LVII SNB», agrega en uno de los entrenamientos de la preselección de los ojos en el estadio Victoria de Girón.

Esa mañana Félix luce tranquilo, desde el bull pen fuma un cigarrillo y conversa con algunos coequiperos, sin embargo no lleva lentes puestos: «En la pelota me identificaron rápido por usar espejuelos y pretendo mantenerlos, de seguro cuando inicie la campaña los voy a lucir con el mismo orgullo de siempre», dice y sonríe.