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miércoles, 4 de octubre de 2017

Anorexia y Bullimia: dos monstruos en el arte de comer

Por liss

Unos de los trastornos alimentarios más grave es la anorexia nerviosa, enfermedad que se caracteriza por un peso corporal peligrosamente bajo. El mismo no es tan frecuentemente mortal, pero afecta seriamente el bienestar de los enfermos y puede tener serias complicaciones médicas. Al menos de 1 de cada 250 mujeres y 1 de cada 2.000 hombres experimentarán anorexia nerviosa en algún momento. La afección generalmente se desarrolla alrededor de la edad de 16 o 17 años.

Cero alimentos fritos, cero calorías, cero harina, cero cualquier cosa que engorde o signifique subir al menos una onza. Asi de radical es la bulimia y la anorexia, dos monstruos de enfermedades que afectan – aunque no lo parezca- a buena parte de la población ya sean hombres o mujeres. Estos males por parecer escuálida o escuálido debutan principalmente en la adolescencia, etapa en la cual los chicos son propensos al bulling dado su aspecto físico.

Muchos se dejan sumergir en este pozo sin fondo en tanto otros con un poco de fuerza de voluntad optan por seguir adelante y tomar nuevamente las riendas de su vida. Muchos incluso se ven obligados dada la enfermedad a dejar los estudios, dejar su vida, dejarlo todo…significa un reto considerable realizar alguna tarea cuando tienes hambre, pero si pruebas bocado, comienza la necesidad de ponerse a hacer ejercicio. Casi siempre estas historias inician como una cuestión de nutrición, donde empiezan a comer en horas tempranas y dejan de lado alimentos como el chocolate, los helados y la carne. Su dieta se comienza a limitar a los vegetales y el pescado.

La segunda etapa es la parte en la que controlas la cantidad de calorías que ingieres y, luego intentas quemar con ejercicio esas pocas que consumen. La pérdida de peso y el aspecto enfermizo son los principales vestigios de que algo anda mal. Muchos de los que padecen estas enfermedades llegan al médico al borde de la muerte incluso con poco pulso, casi nulo.

Quienes la han sufrido valoran la anorexia como un mal muy manipulador y retorcido que te convierte en un monstruo. La gente joven que sufre anorexia tiene que forjarse una identidad completamente nueva. Deben reconstruirse a sí mismos toda vez que les cuesta mucho tomar en consideración su cuerpo, su cara, la apariencia de sus brazos y piernas... todas esas cosas que los demás damos por sentado. Las personas se convierten en lienzos en blancos, con miedos, frustraciones, donde el mayor trabajo es el comienzo.