Atropello étnico, la cuenta pendiente en Myanmar
Las fuerzas de seguridad de Myanmar mataron a cerca de un centenar de miembros de la etnia musulmana rohingyas en días pasados. Este fue el más reciente atropello contra esa minoría étnica que hace vida en Myanmar, mayoría budista. El hecho azuzó aun más el conflicto que tiene en vilo a toda la comunidad internacional, y que ha provocado el éxodo masivo de alrededor de 580 mil personas desde el 25 de agosto. Organizaciones como Amnistía Internacional están diciendo que son más de 100 las personas muertas a manos de las fuerzas de seguridad. También denunció que muchas mujeres y niñas fueron violadas, según contaron los testigos.
A su vez, la Organización Internacional de las Migraciones de las Naciones Unidas (OIM) cifró en 501 mil 800 los miembros de la etnia rohingya que han cruzado a la región Cox's Bazar, al sudeste de Bangladesh. Ellos están huyendo del atropello en su contra.
Los rohingya son musulmanes, en una mayoría budista e hinduistas. Myanmar dice que es uno de los estados más diversos en cuestiones de etnia y que los diferentes grupos religiosos han convivido en armonía siempre.
El conflicto ha salido de las fronteras del país asiático para convertirse en una cuestión mundial ante la escalada de lo que se considera por Naciones Unidas como atropello. El secretario general del organismo multilateral, António Guterres, describió el escenario los rohingya son considerados apátridas en su propio país. En el año 1982 les quitaron el derecho a poseer la nacionalidad.
Desde que estalló a finales del mes pasado de agosto la crisis humanitaria ha provocado la escalada del conflicto y ningún organismo hace nada para parar esta situación. Mientras tanto, las imágenes de los miembros de la etnia cruzando las fronteras se ha hecho viral en las redes sociales y en los principales diarios del mundo que han condenado la violencia y discriminación por cuestiones religiosas.
Por lo pronto, Bangladesh dijo que tenía planificado edificar un campamento de refugiados con el objetivo de albergar a alrededor de 800 mil musulmanes de la etnia rohingya procedentes del norte de Myanmar.
El campamento sería el más grande del mundo, lo que ha generado preocupación sobre los riesgos de concentrar a un elevado número de personas vulnerables. La iniciativa es positiva si se tiene en cuenta que es uno de los pocos países que ha tomado cartas en el asunto. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pidió facilitar el ingreso a Bangladesh de los rohingyas que esperan cruzar la frontera.
