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jueves, 12 de octubre de 2017

Cataluña: la independencia postergada

Por LauraB

Cataluña declaró su independencia el 10 de octubre. No obstante, no la hará efectiva hasta tanto no se desarrolle un diálogo con Madrid. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, intervino en el parlamento catalán para anunciar una medida que es interpretada como desafiante para el gobierno conservador de Mariano Rajoy. ¿Resuelve en algo la declaración de independencia sin efecto? ¿Cuál será la respuesta de Rajoy? ¿Se viene más violencia para acallar la voluntad de una región? La crisis institucional sin precedentes en la nación ibérica sigue generando interrogantes sin respuesta. Es difícil adoptar posiciones porque cada lado tiene su razón.

La acción sienta un precedente para otras regiones como el País Vasco y Galicia que podrían “animarse” a seguir los pasos de Cataluña. Madrid aboga por la indisoluble unidad de la nación española, contenida en la Carta Magna vigente. Y detrás del discurso bonito de Rajoy están los intereses económicos de no dejar de largo a una nación rica en recursos.

Del otro, está una Barcelona que sueña con decidir y administrar su territorio, infraestructuras, recursos, educación e incluso la cultura diferente. La raíz histórica del reclamo viene desde el triunfo de las tropas borbónicas en 1714 y la implantación del Decreto de Nueva Planta en 1716 los que sustituyeron el orden político, jurídico e institucional catalán por el de Castilla. Con el fin de la dictadura de Francisco Franco y la entrada en vigor de la Constitución de 1978, esa demanda separatista aumentó.

La crisis económica que afecta a España y los últimos atentados en Barcelona y Cambrils impulsaron lo que algunos españoles consideran “una locura”. Los catalanes deben pagar anualmente 16 mil millones de euros al Gobierno central. Esto representa el 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la comunidad autónoma. Por eso muchos consideran que Madrid no retribuye a la comunidad en correspondencia con sus aportes. Otros señalan que una separación simbolizaría una pérdida de Cataluña del 24 por ciento. Ello se debe a que las importaciones catalanas retrocederían en casi el 9 por ciento del PIB de la región, mientras que su déficit exterior se dispararía hasta los 25 mil millones de euros.

Cataluña posee una muy posicionada industria exportadora y turística. Ello la ubica como la región más rica de España junto a Madrid y aporta el 19 por ciento del Producto Interno Bruto español. Por lo pronto, esta historia sigue sin un final. Ninguna de las dos partes quiere ceder, esperemos que el diálogo alivie las tensiones.