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miércoles, 4 de octubre de 2017

Ciencia para ventilar el dormitorio

Por Yaima

Ventilar las habitaciones es una de las tareas cotidianas, y casi automáticas, de muchos hogares en las mañanas con la idea de que así se consigue un ambiente más saludable. Sin embargo, entendidos en el tema refieren que la necesidad de renovar la ventilación y favorecer la circulación de aire puro, sobre todo en el dormitorio, también depende de los materiales que se hayan utilizado para construir la edificación. No necesariamente mantener las ventanas cerradas implica que el entorno esté enrarecido.

La investigadora Susana Hormigos, de la Universidad CEU San Pablo, ha publicado recientemente el artículo “Ventilation rate determination method for residential buildings according to TVOC emissions from building materials” en la revista “Building and Environment”; una importante publicación científica indexada en el “Journal Citation Reports” (JCR). La experta ha determinado que el error más común que se comete en los hogares es afirmar categóricamente que solo es necesario eliminar los olores producidos por las personas para sanar el ambiente; no es suficiente. Además, indica que el proceso de airear es también necesario para eliminar o diluir la contaminación que se crea en el espacio interior como consecuencia del uso de diversos materiales como pueden ser los acabados y el mobiliario.

La conclusión principal del estudio es que los materiales colocados en la vivienda emiten contaminación, y por eso es recomendable conseguir un ambiente interior saludable mediante la ventilación, sobre todo cuando los materiales son nuevos. Algunas inquietudes pueden ser sobre cuánto tiempo es necesario aumentar la ventilación; y la investigadora explica que la ventilación que es necesaria puede estabilizarse una vez transcurridos dos años desde la aplicación del material, pero una variable a tener en cuenta es el tamaño que tenga la habitación, porque la relación entre la superficie emisora de contaminación (los materiales) y el volumen de la habitación, también determina la tasa de ventilación que sea precisa.

El resultado de la ecuación se puede ceñir a la lógica: mientras más grande, mayor será la ventilación que se debe proporcionar. Por ejemplo, una habitación de unos 30 metros cuadrados, con un caudal de aire normal, necesitaría solo unos 50 minutos de ventilación.

Además, no todos los materiales son igual de “tóxicos” para la salud del dormitorio, y por tanto de los convivientes. La especialista advierte que los ejemplos más comunes de materiales contaminantes en nuestras casas son la pintura, los barnices, así como todos los materiales blandos, la madera contrachapada y los textiles como alfombras y otros materiales sólidos.

La investigación de Susana Hormigos resulta novedosa en el ámbito científico de la tecnología de la construcción porque normalmente la tasa de ventilación necesaria se ha establecido según el número de ocupantes de un cierto espacio, siempre basado en las emisiones de CO2. El nuevo estudio forma parte de su tesis doctoral titulada “Eficiencia de la ventilación en ambientes residenciales para la promoción de la salud de sus ocupantes por medio de estrategias arquitectónicas”; y se dedica a establecer las tasas de ventilación adecuadas para eliminar o diluir la contaminación presente en los espacios interiores de las residencias, hasta ciertos niveles seguros de exposición, es decir, tiene en cuenta las sustancias contaminantes emitidas por los materiales empleados para los acabados y el mobiliario asociado.

Para llevar a cabo tal propósito se ha diseñado un caso de estudio de un dormitorio y se podido desarrollar una metodología de cálculo que consiste en evaluar las fuentes de contaminación interior, así como estudiar los factores de emisión de los materiales que se emplean comúnmente en los distintos espacios. Por último, la experta tuvo en cuenta el volumen de la estancia, y según una concentración de polución máxima admisible, concluye que se puede calcular la tasa de ventilación más adecuada capaz de asegurar la buena calidad del aire interior.

Susana Hormigos ha realizado su investigación con la colaboración de sus directores de tesis: los doctores Jesús Feijó y Roberto Alonso; también los doctores Alberto Meiss y Miguel Ángel Padilla, todos reconocidos investigadores de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valladolid.