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jueves, 12 de octubre de 2017

Contra la diabetes más dieta mediterránea

Por EvelynR

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 400 millones de personas padecen diabetes en todo el mundo, cuadriplicándose el número de afectados desde 1980. En los últimos tiempos la enfermedad ha tenido una escalada, afectando actualmente al 8,5 por ciento de la población, lo que ha traído una proliferación de estudios científicos. Tal es el caso de la doctora española Dora Romaguera, que buscó determinar si la combinación de la dieta mediterránea con actividad física y pérdida de peso moderada, puede constituir una estrategia para la prevención y tratamiento de la diabetes de tipo 2. Se conoce como dieta mediterránea al modo de alimentarse basado en patrones dietéticos de países mediterráneos, especialmente: España, Portugal, Francia, Italia, Grecia y Malta. La misma está caracterizada por un alto consumo de productos vegetales, pan y otros cereales, el aceite de oliva como grasa principal, vinagre y el consumo regular de vino en cantidades moderadas.

La diabetes es un conjunto de trastornos metabólicos con la característica común de elevadas concentraciones de glucosa en la sangre (hiperglucemia) de manera persistente o crónica. La OMS reconoce tres formas de diabetes mellitus: tipo 1, tipo 2 y diabetes gestacional (durante el embarazo), cada una con diferentes causas y distinta incidencia.

El padecimiento provoca diversas complicaciones, dañando los ojos, riñones, nervios y vasos sanguíneos. Tiene un grupo de complicaciones agudas (hipoglucemia, cetoacidosis, coma hiperosmolar no cetósico) que son consecuencia de un control inadecuado de la enfermedad. Por su parte, sus complicaciones crónicas (cardiovasculares, nefropatías, retinopatías, neuropatías y daños microvasculares) son consecuencia de la progresión de la enfermedad.

En los últimos tiempos la enfermedad ha tenido una escalada, afectando actualmente al 8,5 por ciento de la población, lo que ha traído una proliferación de estudios científicos. Tal es el caso de la doctora española Dora Romaguera, que buscó determinar si la combinación de la dieta mediterránea con actividad física y pérdida de peso moderada, puede constituir una estrategia para la prevención y tratamiento de la diabetes de tipo 2. Para la investigación, Romaguera contó con una muestra de 6800 participantes.

Se conoce como dieta mediterránea al modo de alimentarse basado en patrones dietéticos de países mediterráneos, especialmente: España, Portugal, Francia, Italia, Grecia y Malta. La misma está caracterizada por un alto consumo de productos vegetales, pan y otros cereales, el aceite de oliva como grasa principal, vinagre y el consumo regular de vino en cantidades moderadas.

Romaguera, investigadora de epidemiología nutricional y fisiopatología cardiovascular del Instituto de Investigación de las islas Baleares, fue galardonada con el premio jóvenes investigadores de la Fundación AstraZeneca. Para ella, una dieta saludable sin alimentos procesados es fundamental para prevenir enfermedades.

En el estudio Predimed-plus (2014-2020) participan 23 centros españoles y 6874 personas que padecen sobrepeso, obesidad y síndrome metabólico. La investigación realizada por Romaguera se incluía en la línea de medir cómo la dieta mediterránea varía la composición corporal de los participantes, es decir, la distribución de masa magra y grasa en el cuerpo.

Para medir esto se utilizó la densitometría, una técnica que midió la composición corporal de 1500 participantes al inicio del estudio y durante el seguimiento. La especialista explica que centraron en medir la grasa visceral, la peor para la salud. Su hipótesis es que la dieta mediterránea reduce el volumen de grasa visceral, lo que tendría efectos beneficiosos sobre la influencia de diabetes.

Las estadísticas señalan que años atrás este tipo de diabetes era común en adultos mayores de 50 años, sin embargo actualmente afecta en número creciente a niños y adolescentes. En ese sentido, la especialista explica que la obesidad afecta a millones de personas cada vez en edades más tempranas, y la misma está relacionada con la diabetes. En la aparición de la obesidad influye el estilo de vida, y en el caso de los niños, la urbanización los ha convertido en más sedentarios. Además, se ve influida su aparición por una alimentación poco equilibrada o factores genéticos. En lo relativo a este último, el estado de obesidad de la madre, la diabetes gestacional o la dieta de la mujer en el embarazo predisponen al niño a desarrollar obesidad o diabetes.

En lo referido a la utilidad de la dieta mediterránea en la prevención de la diabetes de tipo 2, existen muchos componentes como el elevado contenido de frutas y verduras o el pescado azul que ejercen factores beneficiosos. Además, está el bajo contenido de alimentos procesados como los refrescos azucarados. Esto resulta beneficioso según la especialista, pues en la medida que los sujetos participantes en el estudio adquirieron una mayor adherencia a la dieta mediterránea y disminuyeron de peso, mejoraron marcadores de diabetes como la hemoglobina glicosilada. Incluso, a la larga, algunos pueden llegar a disminuir su medicación, fundamentalmente en los casos de prediabetes.

Con respecto a la prevención de otro tipo de enfermedades, la investigación señala que no solo es útil para hacer frente a la diabetes, la obesidad y la enfermedad cardiovascular, sino que también es eficaz en la prevención del cáncer de mama, el cáncer colorectal o enfermedades como el deterioro cognitivo o la depresión.

En cuanto a lograr un fomento de la dieta mediterránea desde las instituciones públicas, Romaguera planeta que hay que educar a los niños nutricionalmente, además de que los comedores escolares ofrezcan menús equilibrados. Con respecto al consumo de productos enlatados o con altos contenidos grasos o de azucares, explica que en el caso de las máquinas expendedoras, un estudio analizó el contenido nutricional de las mismas, revelando que solo tres de sus productos cumplen los criterios nutricionales adecuados, incluida el agua. En ese sentido, sugiere la necesidad de variar la dieta con al menos tres porciones de frutas al día.

Para lograr este balance en la dieta de los más pequeños el primer paso es concienciar a los adultos, sugiriendo que se realicen campañas para concienciar, no en la importancia de una dieta para adelgazar, sino en lo significativo de saber qué es sano para la salud.

A nivel internacional, la dieta mediterránea ha sido incluida en las directrices dietéticas americanas como un patrón de dieta recomendable a seguir. Influyendo entonces en un cambio de modelo en las directrices dietéticas del mundo, que ahora sugieren consumir un elevado contenido de productos de origen vegetal mínimamente procesados y un contenido bajo de alimentos procesados.