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jueves, 12 de octubre de 2017

Decepción entre los concentrados cerca del Parlament

Por Nacional Newsgur

Las palabras del presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, cayeron como un jarro de agua fría para los casi treinta mil concentrados en los alrededores del Parlament. Dos pantallas gigantes instaladas en el parque de la Ciutadella seguían en vivo y en directo cómo Puigdemont declaraba la independencia para segundos más tarde anular sus efectos. Abucheos y gritos contrarios a la decisión del presidente pudieron escucharse ayer en Barcelona donde un amplio dispositivo policial fue desplegado a lo largo de toda la jornada.

Era un día muy esperado. La Cataluña a favor de la independencia confiaba en que este martes, por fin, el Gobierno de Carles Puigdemont declarase la separación de España y el nacimiento de la república catalana. La ilusión era grande y la convicción de que ese mismo martes dormirían como un país independiente también. Es por ello que la jornada del 10 de octubre se quiso tratar como una fiesta. Una gran congregación ciudadana fue llamada a los alrededores del Parlament, donde se celebraba el pleno que determinaría o no la independencia. ANC y Òmnium habían llamado a la sociedad a participar en ese día que se esperaba histórico y para ello instalaron dos pantallas gigantes que permitiesen seguir todo lo que ocurría dentro del Parlament catalán en vivo y en directo. Enfrente de la sede del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) se situaron estas pantallas que dieron cobertura a cerca de treinta mil personas que, según fuentes de la Guardia Urbana, se concentraron entre senyeras y esteladas que eran vigiladas desde el cielo por hasta tres helicópteros de Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil

En un principio, la gente estaba llamada a congregarse en el parque de la Ciutadella pero, para sorpresa de los manifestantes, estaba vallado y fuertemente protegido por furgones de la policía autonómica. Treinta tractores quitaban protagonismo al Arco del Triunfo. Llegaban desde las comarcas barcelonesas de Maresme y el Baix Llobregat por parte de la Unión de Agricultores y Ganaderos quienes también esperaban que Puigdemont proclamase ese mismo martes la independencia. Y el presidente se hizo esperar. Una hora después de lo esperado, Puigdemont subió al atril del Parlament para anunciar una independencia que, segundos después, quedaría anulada. En menos de una hora, las cercanías del Parlament se redujeron de treinta mil a tres mil personas. Los abucheos y reprimendas al presidente catalán coparon la tarde y muchos se fueron a casa antes de que el pleno llegase a su fin.

Desconcierto y decepción en una jornada que acabó sin incidentes en las calles gracias, en parte, al “amplio y numeroso”, en palabras del portavoz de los Mossos d´Esquadra, el inspector Albert Oliva, que estos mismos desplegaron.