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jueves, 26 de octubre de 2017

El peligroso efecto cóctel de los pesticidas

Por Lorena rey

En un mundo donde la producción de alimentos se ha vuelto cada vez más extensiva y seriada, se hace más difícil y más caro encontrar productos que certifiquen su inocuidad y que podamos llevarnos a la boca con la tranquilidad de que no estamos ingiriendo un cóctel molotov. En el caso de las frutas y vegetales la utilización de varios tipos de pesticidas para su cultivo dispara las alarmas de varias organizaciones especializadas, que afirman que, si bien de forma individual estas sustancias aparecen en cantidades inofensivas, al combinarse varios tipos en un mismo producto podrían llegar a ser perjudiciales.

La organización norteamericana sin fines de lucro Environmental Working Group elabora cada año una lista de los 12 vegetales y frutas más sucios en Estados Unidos. En el 2017 ocuparon estos lugares las fresas y espinacas en primer y segundo lugar, seguidas en orden por las nectarinas, manzanas, melocotones, peras, cerezas, uvas, apio, tomates, pimientos rojos dulces y patatas. En el caso de las fresas, por ejemplo, esta misma organización refiere que al analizarse 706 muestras fueron detectados en ellas 70 pesticidas diferentes; varios de ellos, además, presentes en el 40 por ciento de las muestras.

A pesar de que existen organismos reguladores de estos temas en la mayoría de los países, resulta difícil establecer una generalización sobre cuáles son las frutas y vegetales que presentan mayor cantidad de tóxicos al finalizar su cultivo, pues tanto el consumo de alimentos, como el uso de pesticidas no es uniforme en cada región. Todo ello sumado a que hay pesticidas prohibidos en unas naciones y en otras no.

Lo que más preocupa a los especialistas es que varios estudios han relacionado la exposición a las sustancias tóxicas combinadas, como es el caso de los pesticidas, con afectaciones a la fertilidad, a la calidad del semen, con el cáncer y con alteraciones hormonales al desarrollo, fundamentalmente en los niños.

Las recomendaciones para amortiguar estos posibles efectos son variadas y nunca 100 por ciento valederas. Por ejemplo, se habla de lavar las frutas y vegetales antes de la ingestión en soluciones de agua y vinagre, o agua y bicarbonato sódico. También retirarles la piel puede ser una opción, aunque con ello estamos perdiendo parte de las vitaminas y minerales que contienen. En cualquier caso, si bien la exposición a pesticidas y plaguicidas residuales en estos alimentos puede resultar perjudicial a nuestra salud a largo plazo, suprimirlos de nuestra dieta tampoco puede ser una opción, pues es reconocida ampliamente la gran cantidad de beneficios que aportan a nuestro organismo.