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miércoles, 11 de octubre de 2017

Héroes silenciosos: los profesores de infantil

Por Yamy

La educación es la base de la sociedad, y en palabras generales es uno de los requisitos para el avance y el desarrollo, sin embargo ¿por qué son más importantes ciertos niveles educativos y otros disminuidos? Como todo en la vida para llegar a los puestos más altos hay que pasar por los primeros peldaños, de modo que para saber leer e interpretar a Miguel de Cervantes antes habremos de aprender el sonido de cada una de las letras; y para obtener grados superiores antes tendremos que pasar por la educación infantil y las que le suceden. Entonces, ¿por qué suele ser la educación infantil la menos valorada? ¿Acaso no es fundamental ese primer profesor y su función social?

La educación infantil es la primera etapa educativa del ser humano. Es imprescindible porque de ella dependen, como es evidente, nuestros primeros conocimientos. Es la plataforma para luego poder desarrollarnos en los distintos grados de la vida estudiantil y posterior. La educación infantil es esencial para el proceso de socialización de cada individuo, e implica ir más allá en la concienciación cultural y conductual.

La Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) refiere que en España se catalogan a los maestros como “de segunda” y “de primera”, un fenómeno similar en todo el mundo. Por tanto se impone llegar a un Pacto de Estado Educativo para promover la igualdad entre todos los niños y entre todos los ciclos. Además, el 85% de los maestros evalúa de malo o muy malo el apoyo recibido por la Administración, mientras que el 69% critica la escasa valoración social que reciben los maestros de la Educación Infantil, como si estuvieran olvidados.

El presidente de la AMEI, organización asentada en Madrid y con más de 10 000 inscritos, Juan Sánchez Muliterno, refiere que el término que califica a los maestros de 0 a 3 años como “de segunda” está determinado porque se dice que los profesores de la etapa de educación infantil se “pasan el día jugando”, como si el juego no fuera una imprescindible herramienta educativa. No se le da el valor adecuado al trabajo que desempeñan, piensan que es menor cuando la verdad es que resulta bastante complejo por la difícil edad de los niños, sus distintos niveles de atención y la necesidad que tienen de respuestas inmediatas.

La educación es un elemento con gran capacidad para transformar la sociedad, y para que sea eficiente debe ser de calidad y desde el nacimiento. De acuerdo con estudios de opinión realizados por AMEI-WAECE para conocer cómo es la situación en España desde la mirada del propio docente, se ha podido saber que deberían ser revisadas las bases de esa enseñanza. Por ejemplo, el 91% de los profesionales refieren que debe tener carácter educativo y no solo asistencial. También un gran por ciento considera que el Estado de las Autonomías perjudica directamente la calidad de la educación infantil; y además, muchos afirman que las familias deben estar más implicadas en la educación de sus hijos para que sea más efectiva la relación y óptimo el desarrollo integral del infante.

El profesor de educación infantil debería ser valorado por su importancia como sucede en Finlandia, donde son admirados y respetados como uno de los profesionales más significativos en ese país, y, por demás, mejor pagados. En España se suele decir que los maestros tienen muchas vacaciones, y minimizan su labor. Los españoles deberían conocer que una hora de clase implica, por lo general, una o dos horas de preparación previa.

Esa situación no ha surgido de repente, antes eran figura de referencia en la comunidad, y ahora la labor de los maestros se ha ido devaluando poco a poco, al punto de que muchas veces se piensa que no merece la pena preocuparse por ellos, y eso influye directamente en que cada vez tengamos menos profesores, que pocos quieran dedicarse a ello por vocación y permanezcan en el sector motivados y ocupados. Es muy necesario mejorar sus condiciones laborales y ayudarles a implementar nuevos métodos docentes.

Para que la educación infantil sea certera es trascendental que las instalaciones sean adecuadas, la propuesta pedagógica bien estructurada y que los educadores estén bien formados. Se ha podido comprobar que cuando la educación comienza con el nacimiento, el desarrollo del niño es mucho mejor comparado con los que no han asistido a un centro de educación infantil, pues los beneficios son evidentes, incluso, a largo plazo durante sus estudios posteriores.