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viernes, 20 de octubre de 2017

La espía más joven de la historia es de la India

Por Elizabeth Almeida

Saraswathi Rajamani, nació en Rangún, Birmania, actual Myanmar y su padre era uno de los hombres más ricos de su localidad, pues poseía una mina de oro en Tiruchirapali, siendo por ello considerado por sus semejantes como uno de sus líderes económicos. A los 15 años, y fuertemente influenciada por el discurso político de Netaji Subhash Chandra Bose que en el año 1938 fue elegido como presidente del Congreso Nacional Indio (pero dimitió de su cargo por no estar de acuerdo con la línea de no violencia utilizada por Mahatma Gandhi en Rangún), donó todas sus joyas y pertenencias valiosas al Indian National Army, brazo armado del nacionalismo indio.

La India también cuenta con su propia Juana de Arco o Agustina de Aragón. La espía más joven de la historia, Saraswathi Rajamani, nació en Rangún, Birmania, actual Myanmar y su padre era uno de los hombres más ricos de su localidad, pues poseía una mina de oro en Tiruchirapali, siendo por ello considerado por sus semejantes como uno de sus líderes económicos.

A los 15 años y fuertemente influenciada por el discurso político de Netaji Subhash Chandra Bose que en el año 1938 fue elegido como presidente del Congreso Nacional Indio, pero dimitió de su cargo por no estar de acuerdo con la línea de no violencia utilizada por Mahatma Gandhi en Rangún, donó todas sus joyas y pertenencias valiosas al Indian National Army, brazo armado del nacionalismo indio. El político nacionalista indio pensó que se trataba de un error bastante ingenuo de la joven y fue personalmente a devolverle las joyas a su casa. La joven Rajamani se negó rotundamente, pidiéndole además que utilizara el dinero de las joyas para los fondos del ejército.

Muy sorprendido e impresionado, Subhas Chandra Bose la bautizó con el nombre de Saraswathi, una de las diosas de la mitología hindú, diosa de la sabiduría, denominación que llevaría hasta el día de su muerte.

Saraswathi no tardaría mucho en ingresar ella misma en el Ejércio Nacional Indio. Se presentó ese mismo año, y ya al siguiente, fue reclutada para el recién creado Regimiento Rani de Jhansi, un grupo femenino, formado solamente por mujeres voluntarias expatriadas y dirigido por la capitana Lakshmi Swaminathan, más conocida como Lakshmi Sahgal. Rajamani se convirtió rápidamente en parte del ala de la inteligencia militar del ejército.

No es de extrañar esta prisa, puesto que ya en el año 1937 y con tan solo 10 años de edad, perfeccionaba sus habilidades de tiro y prometía disparar, al menos, a un oficial británico en su vida. Cinco años más tarde, entraría oficialmente a formar parte del primer ejército de mujeres que se creó en el mundo. Era su vocación natural. Con solo 15 años, era probablemente también la mujer más joven en integrarse al regimiento Rani Laxmi Bai, y estaba dispuesta a derramar sangre por la justa causa de la libertad.

Durante casi dos años, Rajamani y otras de sus compañeras se disfrazaron de muchachos y se infiltraban como espías para informar directamente a inteligencia. Mientras se hacía pasar por hombre, su nombre era Mani.

Como curiosidad, se conoce que en una ocasión una de sus compañeras fue capturada por los soldados británicos y para rescatarla Rajamani se infiltró directamente en el campo británico vestida como una bailarina; drogó a los oficiales y liberó exitosamente a la rehén. Lograron escapar aunque resultó herida de un disparo.

Su trabajo en el ejército continuó con este tipo de peligrosas labores de inteligencia hasta que Netaji disolvió el ejército tras finalizada la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, Rajamani y su familia llegaron a donar todos sus bienes a la causa, incluida la mina de oro y regresaron a la India. El resto de su vida estuvo marcada por una acuciante pobreza y por una pensión que no le otorgaron hasta el año 2005.

Su pasión y amor por la causa independista la convirtieron en una de las figuras femeninas más destacadas de la historia hindú y sus numerosas contribuciones a la independencia y en las labores de inteligencia fueron reflejadas por el canal EPIC en el año 2016 en una impactante serie con el nombre de Adrishya. Rajamani continúa con vida y vive gracias a un premio que le otorgó el Primer Ministro Jayalalithaa consistente en dinero y una casa flotante.