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viernes, 6 de octubre de 2017

La marginación de los abuelos, una triste realidad

Por ElizabethF.

Debería ser una máxima de cada día. Y dolorosamente no siempre lo es. En pleno siglo XXI aun el mundo necesita que le sacudan, que le reclamen, como si hubiese que demostrar lo que está a los ojos, lo que es una realidad en una sociedad que, no porque «envejece», y para bien, ha dejado de ser útil. Tómese un tiempo, ahora que si necesita un pretexto, está reciente la celebración este primero de octubre, proclamado desde 1990 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en su resolución 45/106, como el Día Internacional de las Personas de Edad. Haga un espacio y mire a su alrededor y desprejuíciese. No hay paz sin armonía, y es tiempo de que aprendamos a convivir.

Las estadísticas hablan de un cambio en la composición de la población mundial, de manera espectacular en los últimos decenios. En la actualidad, casi 700 millones de personas son mayores de 60 años. Para 2050, las personas de 60 años o más serán 2.000 millones, esto es, más del 20% de la población mundial.

De acuerdo con la ONU, «la discriminación por envejecimiento y en ocasiones el abandono y maltrato de las personas mayores es una actitud frecuente y perjudicial que se basa en el supuesto de que es una norma social y, por tanto, aceptable. Esta marginación es una realidad en la mayor parte de las sociedades, de una forma u otra, y se materializa en las actitudes de los individuos, las prácticas institucionales y normativas, y la representación mediática. Todas ellas devalúan y excluyen a las personas mayores». «Tales formas de discriminación, de cómo las personas de edad son tratadas y percibidas por sus sociedades, incluso en los ambientes médicos y centros de trabajo, crean entornos que limitan su potencial y afectan a su salud y bienestar.

El fracaso para hacer frente a esta discriminación socava los derechos de las personas mayores y dificulta su contribución a la vida social, económica, cultural y política». Y sí, ocurre, y negarlo solo sería una manera de invisibilizar lo inaceptable. La marginación por envejecimiento es «a razón común, la justificación y la fuerza motriz de la discriminación de las personas de edad», y así lo reconocieron los gobiernos desde el año 2014, al adoptar una resolución en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas.

Este 2017, hoy le propone celebrar « entrando en el futuro: aprovechar el talento, la contribución y la participación de los mayores». Todos tenemos un papel esencial cuando se trata de «la necesidad de posibilitar y aumentar la contribución de las personas mayores en sus familias, comunidades y sociedades, a través de vías efectivas que garanticen su participación, teniendo en cuenta sus derechos y preferencias».

No es difícil, si entendemos que la mayor de las virtudes es haber vivido, más y mejor. Y aplica para un amplio conjunto de países donde el envejecimiento demográfico ya es un hecho, incluyendo a naciones desarrolladas como Francia. Otros países como Cuba, con un 19, 8 % de su población con 60 años y más, y otros con elevadas tasas en América Latina como Uruguay, ya viven un tiempo «mayor». Una buena noticia, que merece ser construida sin dejar fuera a sus protagonistas.