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martes, 31 de octubre de 2017

La moda nigeriana entra pisando fuerte

Por Yaima

Hace ocho años, el modista Ibrahim Aminu presentó su línea de ropa con un vestido diseñado especialmente para su hermana; y luego los pedidos le llegaron “en un abrir y cerrar de ojos”. De ese modo “House of Haya” se convirtió en la única casa de alta costura ubicada en el norte conservador del país africano, Nigeria. Con 32 años y diseños sencillos, elegantes y atrevidos, el joven diseñador es conocido como uno de los 10 más importantes de la Semana de la Moda de Lagos, significativo evento en el continente africano que se está convirtiendo en líder de tendencias en la región y aparentemente está desplazando a su similar de Johannesburgo, en Sudáfrica.

La ciudad más poblada y capital económica de Nigeria fue destino de la Semana de la Moda de Lagos, evento donde el champán y la cerveza también formaron parte de la fiesta, por supuesto junto a la colección del joven creador nigeriano, Ibrahim Aminu, quien compartió pasarelas con las nuevas colecciones de creadores de todo el continente africano. La crítica ha resaltado que se han podido ver propuestas novedosas y revolucionarias, vestidos transparentes lucidos por modelos sin sujetador, y con escotes tan pronunciados que en ocasiones caían por debajo del pecho. Ahí radica lo casi insólito; Ibrahim Aminu es originario de Kaduna, ciudad de la Nigeria septentrional, donde, según el propio diseñador, es imposible imaginar semejantes diseños. La región de Kaduna se destaca por su principal actividad económica, la industria textil, pero es allí donde también se aplica la “sharía”, esa ley de la religión islámica sobre los mandamientos de Alá acerca de la conducta humana, y que sobre todo establece que las mujeres deben ser “púdicas”.

Ibrahim Aminu explica que con “púdicas” quiere decir que ejercen su belleza en el límite que se imponen, y que cada quien fija sus límites según su cultura, y su religión. Es un pensamiento variable y subjetivo, para algunas mujeres se trata del pantalón corto ajustado, la falda por debajo de la rodilla; mientras que para otras lo importante es cubrirse los brazos.

El joven diseñador de moda refiere que respeta esos “límites” de la cultura hausa, el mayor grupo étnico de África Occidental, y una etnia del norte de Nigeria, sin embargo afirma que ignora las críticas de los imanes rigoristas o de los que dan sermones religiosos porque opina que el islam no prohíbe la belleza, y que bajo ninguón concepto es contrario al islam la elegancia y la hermosura tanto dentro como fuera de la casa.

Ibrahim Aminu proviene de la alta sociedad nigeriana, es hijo de un ex gobernador en tiempos de los pasados regímenes militares, y se crió en un ambiente favorable, pues a su alrededor la gente viajaba a Dubái, Arabia Saudí o a Europa para vestirse para ocasiones especiales. No es la primera vez que el joven sastre acude a la “Fashion and Design Week” de Lagos, una importante cita para la moda en el continente africano que, al decir de los expertos, está destronando a su similar de Johannesburgo, en Sudáfrica, como líder de tendencias en la región.

A sus 32 años, Ibrahim Aminu ha destacado como uno de los 10 diseñadores más importantes del evento, según referencia del canal estadounidense CNN. No obstante este tipo de noticias ya le es indiferente, antes le provocaba mucha presión y estrés, y ahora solo se concentra en trabajar para tener listos los vestidos, y esperar la reacción del público. La casa de costura “House of Haya” ha evidenciado importantes cambios, pues hace tan solo cinco años tenían unos 1 000 clientes, y en la actualidad ha incrementado tanto que su líder dice que ni siquiera los cuenta ya.

Su empresa contrata aproximadamente solo a unas 50 personas, una cifra bastante baja para el sector. En Kaduna, Ibrahim Aminu, vio cómo se hundió la industria textil, y cómo las inmensas fábricas perecieron a los cortes de luz y a la competencia de China; unas cuantas decenas de miles de personas perdieron sus empleos; y por eso decidió abrir una academia para formar a jóvenes diseñadores en esa ciudad con el objetivo de alentar la iniciativa en la moda porque a su manera de ver, es el futuro, en ella hay un mercado extraordinario.

Bajo su supervisión las modelos desfilan con vestidos hausas largos y holgados, en telas verde esmeralda o violeta eléctrico, sutilmente ceñidos a la cintura por una franja de color en “wax”, una tela típica del oeste de África. Parece sencillo, mas cada pieza de la colección de Ibrahim Aminu cuesta unos 3 000 dólares, un lujo que solo se puede dar la alta burguesía.

Una característica del diseñador es que no le gustan las etiquetas, rechaza que le digan que hace “moda islámica”, y se pregunta “¿por qué no podrían hacer ropa hausa las cristianas?, y ¿por qué no podrían vestir ropa cristiana las musulmanas?, al menos en el círculo familiar”. Usualmente en Nigeria los hombres de las etnias “igbo”, “yoruba” y “hausa” intercambian sin problemas sus trajes tradicionales; Ibrahim Aminu espera ser el pionero de esa tendencia con las mujeres. Por lo pronto su nuevo objetivo es exportar su popular colección a países como Dubái, Arabia Saudí y Europa; además, sueña con vestir a la reina de Jordania, Rania Al-Yassin.