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jueves, 12 de octubre de 2017

La paella ya no es la estrella del turismo en España

Por Janet Rios

Por raro que parezca, la paella no es lo que más valoran los millones y millones de turistas que cada año visitan España. Tampoco las playas, ni los monumentos, ni las terracita. Lo que más aprecian los visitantes internacionales de este país son sus infraestructuras. Así se recoge, al menos, en las encuestas de satisfacción realizadas por el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, donde se priorizan las formas de transporte urbano por encima de la gastronomía, el ocio o los hoteles. La infraestructura de transporte en España ha sido clave para batir año tras año el récord de turistas que llegan al país por tierra, mar y aire. España puede presumir de tener una de las mejores redes de transporte del mundo, en ocasiones oscurecida por su mala planificación caso de aeropuertos vacíos o radiales quebradas o su vinculación con casos de corrupción.

En total, España suma 166.000 kilómetros de carretera, otros 16.000 kilómetros de vía ferroviaria, 28 puertos y 46 aeropuertos. En la actualidad el tráfico en las instalaciones aéreas se supera cada año tras alcanzar en 2016 los 230 millones de pasajeros, una cifra equivalente a casi cinco veces la población del país. Este dato supuso un incremento del 11% con respecto al año anterior y es fruto de la mejora económica del país y del aumento del número de turistas extranjeros hasta los 80 millones. Para este año la tendencia es similar. Sólo hasta el mes de julio, el tráfico en el conjunto de aeropuertos españoles crece a un ritmo del 8,8%. La cifra de crecimiento es aún mayor en los aeródromos de Málaga y Alicante, que ocupan los puestos más altos del ránking junto a Barajas, El Prat y Palma de Mallorca.

El incremento del tráfico en estas instalaciones es del 13,5%, con tres de cada cuatro usuarios de nacionalidad extranjera. La proyección realizada por el Ministerio de Fomento es que en 2021 casi un 90% de los usuarios de estos aeropuertos no serán españoles. ¿Pueden soportar los aeropuertos españoles un incremento del tráfico hasta los 300 millones de pasajeros previstos en 2031? La infraestructura actual tiene una capacidad de 335 millones de usuarios, por lo que hoy el grado de capacidad rondaría el 71% a nivel general.

Otra cosa es aeropuerto por aeropuerto, ya que por ejemplo en Gerona o Zaragoza sobra hoy un 75% de su capacidad potencial. Dejando a un lado su estupenda infraestructura aérea, España ha potenciado en las últimas décadas sus vías ferroviarias y sus puertos. Este último caso ha permitido que el número de cruceristas que acceden al país se haya duplicado durante la última década. En el caso del tren, el impulso a base de inversión pública ha permitido extender la red de Alta Velocidad a varias de las principals ciudades del país.

A esto le han denominado turismofobia, y se ha convertido en un fenómeno con un extraordinario potencial de crecimiento desde hace un breve espacio temporal. pesar de que los precursores de ese singular movimiento presentan matices diferentes y multiformes, a todos les une un denominador común: su mentalidad anticapitalista aplicada en el supuesto de análisis a la industria turística. A su vez, las organizaciones y personas integradas en esta corriente son un subproducto de las tendencias antiglobalización en el sentido más amplio de la palabra, ya que los turismofóbicos son hostiles, tanto a la libre circulación de personas como a la de los servicios si englobamos el turismo en ese sector.

En sus segmentos pequeñoburgueses, la crítica al exceso de turismo aparece ligada a criterios de carácter estético o pseudoambiental, propios de una neotipología española, los pijoprogres. Los iniciadores por odio al sistema y los segundos por un esnobismo políticamente correcto parecen dispuestos a liquidar una de las mayores fuentes de creación de riqueza de España. Si bien existe un razonable consenso sobre la importancia del turismo en términos económicos, no siempre se tiene clara la dimensión de ese hecho. De acuerdo con los últimos datos disponibles, el sector turístico supone alrededor del 11% del PIB, décima arriba, décima abajo y su impacto inducido en otros sectores hace que el 16% del PIB dependa de esa actividad. Por lo que respecta al empleo, la industria turística da cuenta del 13% del total, el equivalente a unos 2,5 millones de puestos de trabajo.

Sólo estos datos elementales dan muestra de la relevancia del turismo en la economía española, de la millonaria cantidad de empresas y de individuos que viven de él bien sea de manera directa o indirecta. Partiendo de este punto de vista, una reducción sustancial de los flujos turísticos recibidos desde el exterior o de los ciudadanos españoles tendría un efecto económico y social muy negativo.