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jueves, 12 de octubre de 2017

La reducción de los lagartos gigantes deja notar sus efectos en Canarias

Por Jacky

El lagarto de Gran Canaria es un reptil lacértido endémico de la Isla de Gran Canaria. Es el mayor de toda España y el mayor también de los lagartos de la isla. Llega a alcanzar los 80 cm de longitud, convirtiéndose en la especie actual más grande de su género. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha dado una reducción de su número. Según una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ese fenómeno está trastornando los ecosistemas de las islas. Estos son animales frugívoros, es decir, se alimentan de frutos, por lo que contribuyen a dispersar las semillas de las plantas, de ahí que su extinción pondría en riesgo la supervivencia de vegetación que solo existe en esa región del mundo.

El lagarto de Gran Canaria (Gallotia stehlini) es un reptil lacértido endémico de la Isla de Gran Canaria que llega a alcanzar los 80 cm de longitud, lo que le convierte en la especie actual más grande de su género, por lo que también es conocido como lagarto Gigante de Gran Canaria.

En lo relativo al tamaño, una comparación la longitud alcanzada de los ejemplares actuales y la de los huesos recogidos de especímenes antiguos, se llegó a la conclusión que, desde la llegada de los primeros pobladores a la isla, hay una tendencia a la reducción de su tamaño. El lagarto Gigante de Gran Canaria es omnívoro (se alimenta tanto de animales como de plantas), aunque su alimentación se caracteriza por una base vegetal de hojas y semillas.

Sin embargo, en los últimos tiempos se ha dado una reducción de su número. Según una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ese fenómeno está trastornando los ecosistemas de las islas. Estos son animales frugívoros, es decir, se alimentan de frutos, por lo que contribuyen a dispersar las semillas de las plantas, de ahí que su extinción pondría en riesgo la supervivencia de vegetación que solo existe en esa región del mundo.

Alfredo Valido, director del proyecto de investigación de la Estación Biológica de Doñana del CSIC plantea que están perdiendo unos jardineros muy efectivos. Por ejemplo, la orijama es un arbusto endémico de las islas que depende únicamente de este tipo de lagartos para dispersar sus semillas. El estudio fue publicado en la revista Journal of Ecology, y plantea que la extinción de estos lagartos ha inducido una disminución en la conectividad y las tipologías genéticas de las poblaciones de plantas. El especialista Valido explica que la desaparición de esta especie de lagartos gigantes tendría repercusiones en la vegetación, aunque no cree que la orijama vaya a desaparecer a corto o medio plazo, para ello toma como ejemplo el caso del Amazonas, donde hay árboles cuyos dispersores desaparecieron hace 500 años.

La extinción de los lagartos gigantes comenzó hace 2600 años, con la llegada de los primeros colonizadores a las islas y, principalmente, con el arribo de especies invasoras relacionadas a los humanos, como los gatos o las cabras asilvestradas. El especialista afirma que para evitar la extinción de los lagartos la solución es acabar con sus depredadores, al menos en las zonas protegidas. Para el caso de los gatos, que son nocturnos, propone poner trampas, y en lo relativo a las cabras, cree que habría que dispararles, pues es prácticamente imposible capturarlas en zonas con acantilados.

En ese sentido, Manel López, director del departamento de Sanidad y Anatomía Animal en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, plantea que lanzar dardos anticonceptivos a las cabras podría ser una solución. Sin embargo, reconoce que lo ideal sería anestesiarlas con un dardo y después ponerle el fármaco. Explica que esa es la forma de asegurarse de que la dosis entra al completo en el ejemplar y de poder ponerle un identificador. El profesor señala que, en lo referido a los gatos, es primordial desarrollar campañas de esterilización.

Los lagartos que permanecen en las islas cada vez son más pequeños. Valido declara que si bien anteriormente en Tenerife había ejemplares de medio metro de longitud (sin contar la cola), ahora alcanzan como máximo 14 centímetros. Esto influye en cómo dispersan las semillas, pues a medida que disminuyen el tamaño, el territorio en el que las esparcen es menor.

Actualmente, el lagarto Gigante de Gran Canaria está clasificado como especie bajo preocupación menor a nivel mundial por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).