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lunes, 9 de octubre de 2017

Los reyes de la gimnasia artística reconquistan sus coronas

Por Aliet Arzola

En todos campeonatos de gimnasia artística a cualquier nivel, los concursos de máximos acumuladores acaparan la atención, pero cada vez adquieren mayor relevancia las lides por aparatos, convertidas en un show espectacular, en el que los ocho mejores por especialidad luchan por las medallas con las rutinas más increíbles por su alta complejidad.

El Campeonato Mundial de Montreal, Canadá, no ha sido la excepción, con unas finales por aparatos vibrantes, en las cuales los monarcas vigentes sostuvieron sus coronas, prueba de que han adquirido un nivel de especialización excepcional. De los cinco casos que compitieron el sábado, no hay uno que se puede resaltar sobre otro, porque todos alcanzaron un excelso rendimiento y marcaron diferencias sobre el resto del pelotón. Entre los hombres, el japonés Kenzo Shirai logró su tercer título en manos libres en los últimos cuatro mundiales, de nuevo con un desempeño impresionante, catalogado por rivales, periodistas y entrenadores como de otra galaxia. Sus giros triples y mortales, y el control en los ejercicios de fuerza en el suelo, captaron la atención de los espectadores, satisfechos con la elevado puntuación de 15.633, casi un punto por encima del israelí Artem Dolgopyat y el estadounidense Yul Moldeauer.

Mucho más cerrado fue el duelo en el caballo de salto entre la rusa Maria Paseka y la norteamericana Jade Carey, del cual la europea emergió triunfante como hace dos años en Glasgow. Un segundo brinco imponte, con un aterrizaje forzado y sin margen de error, condujo a Paseka a lo más alto del podio, mientras la suiza Giulia Steingruber quedó en bronce, el mismo resultado de Río 2016, donde consiguió la primera medalla estival para su país. Por su parte, la china Fan Yilin superó por muy escaso margen a la rusa Elena Eremina en las barras asimétricas, competencia que tenía en el ambiente la final de hace dos años, cuando cuatro concursantes culminaron igualadas con la misma puntuación y se entregaron cuatro coronas. Yilin fue una de las monarcas en aquella oportunidad, pero no quería ahora correr riesgos y presentó una rutina complicadísima, la cual solventó con alta nota pasando de una barra a la otra con extrema fluidez.

En las otras dos finales el suspenso también primó, pero los vencedores del caballo con arzones y las anillas estaban definidos de antemano, no por trampa o manipulación de los jueces, sino por la brutal diferencia cualitativa entre Max Whitlock y Eleftherios Petrounias con el resto de los aspirantes. El británico es el amo de los arzones, la amplitud de sus ejercicios, la limpieza de sus tijeras y molinos no tienen comparación con ninguno de sus rivales, a quienes les queda contemplar las exhibiciones de un extraclase. Whitlock suma ahora dos coronas del orbe en arzones a sus 24 años, y se encuentra a una de igualar al yugoslavo Miroslav Cerar, a los húngaros Zoltán Magyar y Krisztián Berki, al norcoreano Pae Gil-Su, al rumano Marius Urzică y al chino Xiao Qin, los únicos que han ganado tres cetros en este aparato. También retuvo su corona el griego Petrounias, un verdadero Señor de las Anillas, con magnífico desempeño, marcado por el poder físico que le permite desarrollar elementos de fuerza muy superiores a los rivales.