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martes, 24 de octubre de 2017

Martínez Corbalá, el mexicano más chileno del mundo

Por Maylin

Dice una frase muy famosa que cuando se ha hecho bien la obra de la vida no se muere. Y en efecto, jamás se olvidará a aquel mexicano que ayudó a miles de chilenos que huían de su país luego de instaurada la dictadura de Augusto Pinochet, el militar que dio el golpe de estado al primer presidente socialista chileno, Salvador Allende. Desde su cargo de embajador de México en Santiago de Chile, y utilizándolo para un fin noble, humano y solidario, Gonzalo Martínez Corbalá no dudó un segundo en abrir las puertas de la casa diplomática azteca a cientos de chilenos y latinoamericanos opositores a Pinochet.

A este hombre originario de San Luis Potosí, le deben la vida más de 700 nombres que desde el anonimato le agradecen eternamente este acto de solidaridad. Y que no permitirán jamás que se le olvide, menos ahora que se ha conocido la noticia de su fallecimiento, a los 89 años ha muerto, este domingo, en Ciudad de México. Partiendo de la tradición iniciada por el presidente Lázaro Cárdenas, que abrió las puertas del país a miles de republicanos españoles perseguidos por la dictadura franquista, Martínez Corbalá ofreció asilo a familias completas, amén de que no era tanto el espacio y muchas veces se encontraban hacinadas en la embajada y hasta en su propio hogar.

La máxima del embajador era no negarle la entrada a nadie que lo necesitara. Y esto fue siempre así, aunque el inmueble siempre estuvo rodeado por militares, y la tensión era inmensa. Sin embargo, los perseguidos burlaban de formas inimaginables la vigilancia pinochetista, incluso una de las maneras fue en el maletero de los coches de funcionarios diplomáticos. Todos tenían la certeza de que las puertas del amigo mexicano iban a estar abiertas y de que iban a recibir ayuda. Se dice que aviones del Gobierno mexicano salían de la capital llenos de exiliados. En una de estos aviones viajó la viuda y dos de las hijas del presidente Salvador Allende.

Pero si en México no será olvidado, mucho menos en Chile, donde se le considera un héroe. En 1992, en los primeros años de la llegada de la democracia, la nación sudamericana le otorgó la Orden al Mérito. Porque Martínez Corbalá salvó muchas vidas. La senadora Isabel Allende Bussi, hija del mandatario socialista, agradecía en su cuenta de Twitter tan noble gesto del mexicano: "Adiós, inolvidable y valiente amigo. Gracias por protegernos". Pero no solamente salvó vidas el antiguo embajador, sino que también rescató unas 164 obras de los muralistas mexicanos Orozco, Rivera y Siqueiros que formarían parte de una esperada exposición en el Museo Nacional de Bellas ,Artes de Chile. Sin embargo, esto nunca se dio porque el edificio fue atacado por los militares y la misión diplomática mexicana logró recuperarlos en un arriesgado operativo.

Son historias nobles, historias llenas de humanidad y solidaridad. Las que no permitirán que Gonzalo Martínez Corbalá sea olvidado. Porque ha hecho bien la obra de la vida, y quienes así lo hacen, jamás serán olvidados.