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martes, 24 de octubre de 2017

Más atentados y muertes en Afganistán

Por Nilyam

Las malas noticias no dejan de llegar desde Afganistán. Otros dos atentados contra mezquitas en ese país del Oriente Medio han provocado más de medio centenar de muertes. La primera entidad religiosa es una chií de la capital, Kabul, en donde perecieron alrededor de 39 fieles, y otra suní de la provincia de Ghor, en el oeste del territorio nacional, donde otro ataque dejó unas 30 víctimas mortales. La guerra de Afganistán enfrentó en principio al Emirato Islámico de Afganistán, gobernado por los talibanes, y una vez derrocado este, a su insurgencia, por un lado, y a una coalición internacional comandada por Estados Unidos, por el control del territorio afgano. Comenzó el 7 de octubre de 2001, como respuesta a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos.

Los resultados de las investigaciones indican que en el primer caso un hombre armado irrumpió en la mezquita justamente a la hora del rezo y abrió fuego contra los peregrinos antes de hacer estallar su carga explosiva. Cómo resultado de este ataque se contabiliza 39 muertos y 45 heridos. Un portavoz del gobierno detallaba que al parecer el autor del atentado se hizo explotar cuando se encontraba de pie en medio de los fieles que se encontraban a la mezquita. El Ministerio de Interior afgano ha precisado que hasta el momento ningún grupo ha asumido la autoría de la acción.

En el caso de la segunda mezquita, nombrada Khwajagan, atacada fuera de la capital, otro atacante suicida hizo detonar los explosivos que llevaba consigo. El mismo modus operandi provocó la muerte de unos 30 peregrinos y una decena de heridos. Las autoridades del gobierno de esa región dentro de Afganistán han informado que el objetivo principal no era la propia mezquita en sí misma, sino un comandante de policía, Fazal Hayat Khan, quien ha tenido un papel destacado en la lucha contra los insurgentes talibanes. Este policía se encontraba en la mezquita con varios de sus hombres para rezar, razón por la que fue elegida la misma como lugar del atentado. Hayat fue así uno de los fallecidos producto del ataque. Este segundo atentado al lugar sagrado para los musulmanes tampoco ha sido reivindicado por el Estado Islámico.

El costo humano de la guerra de Afganistán – pérdida de vidas, destrucción y un inmenso sufrimiento – es demasiado elevado. No son pocos civiles afganos que sufren traumas psicológicos, tras haber perdido a familiares y amigos, y viven con temor, conscientes de los riesgos que corren en la vida cotidiana, como el ser víctimas mortales de atentados como estos. Muchos otros han tenido que abandonar sus hogares y padecen lesiones duraderas que afectan a la salud, la educación y los medios de subsistencia. Y aunque este panorama resulte triste para quien se lo imagine, vivirlo es mucho más, y lo peor, no se divisa una solución cercana a este gran conflicto que vive este país del Medio Oriente.