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martes, 10 de octubre de 2017

Más tiempo fuera de casa, más Zika

Por Marta A.

La propagación del virus Zika, recientemente convertido en una emergencia de salud pública en las Américas, parece estar afectada por la cantidad de tiempo que pasan al aire libre las personas. Sucede que la dinámica de transmisión de esta arbovirosis en ambientes urbanos continúa siendo un complejo patrón espacio-temporal, que parece ser impredecible y apenas puede relacionarse con áreas de alta densidad de mosquitos. En este escenario, los patrones de actividad humana, tienen probablemente un importante papel en la dinámica de transmisión de zika. En otras palabras, la cantidad de tiempo que al aire libre pasan las personas, puede estar influyendo en cómo este virus se propaga al resto de la población.

Son estas las conclusiones de un nuevo estudio publicado en días recientes en la PLOS Neglected Tropical Diseases, en Estados Unidos, exactamente en el condado de Miami-Dade. Se sabe que este virus, también propagado por mosquitos del género Aedes — al igual que el dengue, la fiebre amarilla y el Chikungunya — en regiones subtropicales y tropicales del planeta, es común que se transmita en los llamados países en vías de desarrollo, plantea el estudio.

Asimismo, sostiene la investigación que en el caso particular de los Estados Unidos, la mayoría de las picaduras del vector a las personas ocurren al aire libre, por lo cual los patrones locales sobre cómo la gente pasa su tiempo fuera de casa contribuyen probablemente a la manera en que los virus transmitidos por mosquitos, como es el zika, se transmiten y expanden.

Para arribar a estos resultados, Marco Ajelli, de la Universidad del Noreste, junto a colegas de la Universidad de Miami, realizaron una encuesta a unos 270 residentes del condado de Miami-Dade, en la península de la Florida. Las preguntas se centraban en el tiempo que estas pasan al aire libre y a partir de las mismas se analizaron tanto la encuesta, como los datos publicados sobre este tema, referentes al país. Más tarde, utilizaron un modelado computacional para poder determinar cómo la propia dinámica de transmisión del virus se relacionaba con el tiempo al aire libre que pasaban las personas.

Uno de los resultados encontrados por los expertos apuntó en primer lugar a que la cantidad de tiempo pasado que la gente en el condado de Miami-Dade pasaban al aire libre era muy variable. La gran mayoría pasaba fuera de casa o del trabajo menos de dos horas al día, pero había un pequeño porcentaje que sí pasaba una gran cantidad de su tiempo al aire libre.

La modelización que llevaron a cabo reveló en ese punto, que dicha heterogeneidad –si se compara con una población hipotética en la que todas las personas pasaran la misma cantidad media de tiempo fuera- llevaba a este virus a infectar a muchas menos personas, pero no obstante la epidemia se extendería mucho más rápido. Tales resultados ponen de relieve, la necesidad de que se consideren por los programas de control de mosquitos los nuevos índices, como por ejemplo la categorización de los barrios a partir de la vigilancia de los mosquitos y el riesgo de la exposición humana al aire libre, apuntaron los investigadores.

Del mismo modo, los expertos consideran que los esfuerzos de control de operaciones deberían ser priorizados y dirigirse hacia las áreas caracterizadas por elevados niveles de actividad humana al aire libre, como es el caso de las áreas recreativas y las atracciones turísticas, en lugar de, las áreas residenciales.

El Zika ha mantenido en vilo a toda la región de las Américas desde que apareció en Brasil en 2015, y comenzaron a evidenciarse las consecuencias que sobre el desarrollo neurológico de los bebés provoca, entre otros problemas de salud. Lo cierto es que dos años más tarde aun sigue este virus dejándonos muchas preguntas, pocas respuestas y un montón de sorpresas.