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lunes, 2 de octubre de 2017

México y el triste peso de los feminicidios

Por DianaLeon

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), desde el año 2000 más de 30 mil mujeres han sido asesinadas en México. El feminicidio en México debe considerarse y tratarse como un caso de emergencia nacional. Han pasado ya más de 3 décadas desde las primeras muertes en Ciudad Juárez y 25 años desde que se comenzaron a tipificar bajo el concepto legal de feminicidio, término utilizado por primera vez en 1976, en el Tribunal Internacional sobre los Crímenes contra la Mujer en Bruselas. En México, el cinturón de más de 17 millones de personas que rodea la Ciudad de México, conocido comúnmente como Edomex, es uno de los más mortíferos para las mujeres y en el que más desparecen, basta con el escalofriante dato de que cada hora es secuestrada una niña.

En los años 80 en México, el fenómeno conocido como de las maquiladoras (empresas que importan materiales sin pagar aranceles y que no comercializan sus productos en el país), específicamente en Ciudad Juárez, se convirtió en algo más que producción de ropa y malos pagos por trabajo. La época trajo también un elevado saldo de asesinatos de mujeres vinculadas a esa economía fabril. Las asesinadas respondían a un perfil similar: adolescentes y jóvenes, entre 15 y 25 años, de escasos recursos y educación que migraron de otras zonas rurales de México para encontrar un trabajo en esa área industrial. Las muertes ocurrieron en Ciudad Juárez por años, hasta que en 1993 se comenzaron a contabilizar como feminicidios.

Especialistas señalan que el feminicidio en México debe considerarse y tratarse como un caso de emergencia nacional. Han pasado ya más de 3 décadas desde las primeras muertes en Ciudad Juárez y 25 años desde que se comenzaron a tipificar bajo el concepto legal de feminicidio, término utilizado por primera vez en 1976, en el Tribunal Internacional sobre los Crímenes contra la Mujer en Bruselas. Sin embargo, los asesinatos nunca se detuvieron, sino que han ido ampliándose a todo el país.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), desde el año 2000 más de 30 mil mujeres han sido asesinadas en México. A lo largo del mandato del actual presidente Enrique Peña Nieto, se han reportado 7 mil mujeres desaparecidas, de acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

En estos casos, la mayoría de los asesinatos sucedieron en domicilios particulares, lo que denota un machismo latente y la subyugación ante las relaciones de poder y exclusión en el México actual. Sin embargo, el aumento constante de los feminicidios en el espacio público desde 2009 lleva a preguntarse sobre las condiciones estructurales de la violencia en México y apunta entonces a la responsabilidad del Estado mexicano.

No basta con ser asesinadas, sino que se dice que a las víctimas de feminicidio se les mata varias veces casi siempre. La primera es la muerte física causada por el agresor quien muchas veces, es alguien con quien la víctima tenía una relación personal. La segunda es la invisibilización de la víctima, dada su condición de mujer en una sociedad machista.

Por ejemplo en el caso de Ciudad Juárez, su condición de mujer, laboralmente prescindibles dentro de un sector socialmente vulnerable, llevó a que cientos de muertes se vieran como casos efímeros para las estructuras de poder y de justicia, como lo fueron en vida para los mismos.

Una tercera forma de asesinato para las víctimas de feminicidio se da cuando son acusadas moralmente, de tener corresponsabilidad en su propia muerte. Las mentes obtusas, machistas y criminales justifican entonces que salir de noche, beber o vestirse de determinada manera son pretextos para una agresión. Justifican entonces que trabajar, divertirse o intimar públicamente como lo haría un hombre pudiese ser condición suficiente que justifique la violencia.

El estereotipo relacionado con la moralidad que deben tener las mujeres es particularmente agresivo contra aquellas que han subvertido el orden existente en las sociedades patriarcales. La violencia de género no es solamente sexual, sino que involucra también a las relaciones de poder existentes en la sociedad en varios niveles, por lo que la estigmatización es un eslabón más en la cadena de la violencia estructural que mata a las mujeres.

En México, el cinturón de más de 17 millones de personas que rodea la Ciudad de México, conocido comúnmente como Edomex, es uno de los más mortíferos para las mujeres y en el que más desparecen, basta con el escalofriante dato de que cada hora es secuestrada una niña.

Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), señala que hay una invisibilidad total entre los candidatos y sus programas sobre la violencia contra las mujeres. Añade que de las propuestas que se hacen, algunas o son folclóricas e insultantes, o son, precisamente, las que no funcionan. ¿De qué sirve un teléfono las 24 horas si no está atendido por personal preparado? ¿De qué sirven las cámaras si no hay un mapeo con los lugares de mayor incidencia.