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martes, 10 de octubre de 2017

Para encarar la tercera edad

Por Yaima

La vejez es la última etapa de la evolución del ser humano, y en ella se presentan cambios en las áreas músculo-esquelética, neurológica y metabólica, que se exteriorizan en distintas patologías como accidentes cerebrovasculares, osteoarticulares (artrosis, artritis, fracturas), y en enfermedades crónicas preexistentes como párkinson y demencia. Conocerlas desde antes, forma parte de un posible proceso de recuperación, y como ningún conocimiento extra carece de costo, no está de mal ponerle atención. Lea sin prisas.

Los cambios cognitivos y físicos son parte de la tercera edad. No traen grandes problemas si son atendidos a tiempo, pero si se descuidan pueden generar graves consecuencias a la salud.

Esas enfermedades, no obstante, pueden atenuarse de forma moderadamente exitosa, mediante atenciones médicas muy particulares. La rehabilitación geriátrica resulta ser un proceso activo para que aquellas personas discapacitadas alcancen una recuperación total, o para que desarrollen su máximo potencial físico, psíquico y social. En tal sentido, resulta el médico fisiatra quien debe brindar al adulto mayor una rehabilitación multidimensional, manejándose bajo una valoración geriátrica completa que permita su evaluación clínica, funcional, mental y social, y así producir su reinserción en la sociedad.

La rehabilitación debe ser capaz de prevenir o revertir el deterioro y la discapacidad, y permitirle al paciente sentir que vuelve a realizar sus acciones habituales, aunque ahora acorde a sus capacidades individuales, bajo una distinta visualización e integrándose a actividades complementarias como el yoga, la acuaterapia, la bailo-terapia, y otras.

Asimismo existe una prevención primaria que reduce el deterioro que incluye la educación sanitaria y la buena forma física, y que después de haberse producido el deterioro se propone limitar las discapacidades mediante tratamiento precoz para evitar otras complicaciones. Cuando las incapacidades son irreversibles comúnmente se desea disminuir sus consecuencias con entrenamiento, auto atención y la adaptación al medio, la idea es recuperar el funcionamiento lo más posible.

El adulto mayor merece un adecuado ambiente familiar donde reciba la atención necesaria de acuerdo a su discapacidad para evitar riesgos inherentes a los accidentes dentro del hogar. Pero también es importante una alimentación adecuada que le permita mantener un equilibrio corporal para evitar descompensaciones, así como el uso de calzados con suela antiresbalante para evitar caídas, además de aditamentos como bastones, andaderas, y silla de ruedas.

La fisioterapia depende de si la patología es aguda, subaguda o crónica, y debe ser integral, aplicando ciertas medidas de prevención contra la incapacidad que se pueda presentar y contra las complicaciones secundarias, y un tratamiento activo que anule la sintomatología invalidante.

En las etapas de la rehabilitación existen protocolos para cada patología, pero no son rígidos, ya que se deben adaptar a las necesidades individuales de cada paciente. A esas alteraciones se les une que los adultos mayores disminuyen las actividades laborales y otras rutinas dinámicas, y tampoco hacen mucho ejercicio. Por lo general los hábitos de vida provocan sedentarismo y ocasionan la acelerada aparición obvia de la degeneración ósea; y precisamente esa es una de las complicaciones más comunes que presenta el envejecimiento.

A medida que las personas envejecen comienzan a perder calcio, y así se debilitan los huesos y disminuye la masa ósea. Es por eso que diario se necesita garantizar entre 800 miligramos y 1 200 miligramos de calcio, porque su déficit provoca una enfermedad del esqueleto llamada osteoporosis. En resumen, significa que los huesos pierden densidad, si antes estaban firmes, entonces se vuelverán esponjosos. Se trata de una enfermedad de adulto mayor, y puede afectar a hombres y mujeres, aunque las mujeres son las más perjudicadas, especialmente después de la menopausia. Muchos especialistas la llaman “la enfermedad silenciosa” porque la pérdida de hueso ocurre sin que haya ningún síntoma específico. Entre sus síntomas a veces aparece primero el dolor, pero principalmente suele avisar con una complicación mayor, frecuente y peligrosa: fracturas en la columna, la cadera o las muñecas. Puede que un paciente no sepa que tiene osteoporosis hasta que se le rompa un hueso debido a un tirón, a un tropiezo o a una caída.

Es importante saber que el calcio se puede conseguir en muchos alimentos y suplementos que no necesariamente deben ser de origen lácteo o animal. De hecho, especialistas indican que luego de la niñez no es tan necesario tomar mucha leche porque esa proteína en muchos casos, y en exceso, puede perjudicar nuestra salud. El calcio no solo se consigue en los lácteos, también está en frutos secos como el maní, las nueces, y las avellanas), también en naranja, legumbre, aceituna, alcachofa, repollo, col, y algunos pescados. La alimentación debe ser balanceada, con mucho color verde sobre todo de vegetales como la espinaca, la acelga, la lechuga de color intenso, el brócoli, entre otros.

Algunos factores hacen a las personas más susceptibles de padecer osteoporosis: fumar y beber en exceso son dos de los principales. Las mujeres suelen tener más riesgo que los hombres de sufrir osteoporosis porque sus huesos son más pequeños, las caucásicas y las asiáticas son las más propensas. Otro elemento a considerar son los antecedentes familiares pues suele repetir de madres a hijas.

Además de la osteoporosis, existen otras complicaciones en los huesos, pero las enfermedades más frecuentes en los ancianos son las patologías degenerativas articulares u osteoartritis, que produce deformidad en las rodillas y caderas principalmente y que provoca una limitación funcional importante. Afortunadamente, para esa patología sí existe tratamiento efectivo y curativo como es el reemplazo articular.

Así que todos, veámonos reflejados y tomemos nota de cómo prepararnos para vivir una tercera edad, con las mejores opciones de vivirla con calidad.