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lunes, 30 de octubre de 2017

Prefieren ser desempleados que trabajar en puestos "femeninos"

Por EvelynR

Si eres un hombre desempleado, ¿prefieres seguir sin empleo a comenzar en una profesión "para mujeres"? Pues parece ser que para un número sorprendente de hombres, la respuesta es sí. La racionalidad económica y de solvencia indicaría que aquellos hombres que se encuentren en esos sectores económicos decrecientes buscarán otros empleos en el sector emergente, sin embargo, la realidad indica otra cosa. De hecho, según estudios, un obrero blanco estadounidense típico, que durante años se ganó la vida en la línea de producción de una fábrica de automóviles que ya no existe, es reacio a buscar un nuevo trabajo como auxiliar de enfermería por ejemplo, incluso si esto le cuesta permanecer más tiempo en el desempleo.

Si eres un hombre desempleado, ¿prefieres seguir sin empleo a comenzar en una profesión "para mujeres"? Pues parece ser que para un número sorprendente de hombres, la respuesta es sí. En Estados Unidos y otras naciones industriales están desapareciendo puestos en labores tradicionalmente "masculinas", como obrero de una fábrica. A su vez, han crecido ocupaciones que por mucho tiempo se han asociado con mujeres, como la enfermería y otros trabajos en el sector de la salud.

La racionalidad económica y de solvencia indicaría que aquellos hombres que se encuentren en esos sectores económicos decrecientes buscarán otros empleos en el sector emergente, sin embargo, la realidad indica otra cosa. Jane Dill, experta en asuntos laborales y de género de la Universidad de Akron, dice que esto no está ocurriendo solo en Estados Unidos. Explica que no hay muchos hombres entrando a profesiones tradicionalmente femeninas como la enfermería, algo que refleja el estigma que todavía conlleva hacerlo.

De hecho, según estudios, un obrero blanco estadounidense típico, que durante años se ganó la vida en la línea de producción de una fábrica de automóviles que ya no existe, es reacio a buscar un nuevo trabajo como auxiliar de enfermeríapor ejemplo, incluso si esto le cuesta permanecer más tiempo en el desempleo.

Según The New York Times, citando estadísticas del gobierno de Estados Unidos, entre 2014 y 2024 se espera que la profesión de terapista ocupacionalprogrese en 43 por ciento y la de asistentes de fisioterapia en 41por ciento. Pero también las cifras muestran que 85por cientodel empleo en terapia ocupacional y 68por cientoen el de terapia física corresponde a mujeres.

En países desarrollados de América del Norte y Europa, lo que incluye a Estados Unidos y Reino Unido, una importante inmigración de mujeres extranjeras se ha presentado para ocupar puestos en sectores como la enfermería, dada la dificultad de lograr que suficientes locales estén dispuestos a trabajar en ese tipo de ocupaciones. Esto a la vez que los hombres de clase trabajadora en ambos países poseen niveles sustanciales de subempleo y desempleo.

Entonces, ¿pudiéramos calificar de irracional la conducta de estos hombres?No necesariamente. Si nos remontamos a los orígenes de labores industriales, la razón por la que eran consideradas "de hombres" era porque, en la época de oro de la industrialización en Estados Unidos y Europa, se ofrecían salarios que harían posible sustentar cómodamente una familia, permitiéndoles desempeñar su tradicional papel de cabeza de hogar.Algo muy diferente a lo que pasa con muchos empleos "femeninos" que, como recuerda Janeth Dill, tienen salarios promedio menores.

De hecho, renunciar a ser un trabajador en una fábrica de autos de Detroit, para aspirar a ayudante de enfermería implica,probablemente,aceptar una notoria rebaja de sus condiciones salariales.En esas circunstancias, es necesario recordar que ahora Donald Trump es presidente de Estados Unidos, quien ganó en buena parte por su popularidad en la clase obrera blanca, afectada por una caída en su nivel de vida. De hecho, su retórica no le ofrece a los obreros puestos "femeninos", recordemos que su lema invitaba a "volver a ser grande" a la nación, apelando a la nostalgia de la década de 1950. Algo que parece ser la promesa de empleos industriales como los de antes, cuando la estabilidad económica y el papel subordinado de las mujeres estaba mucho menos en duda que ahora.

La lógica económica indica que paulatinamente los prejuicios culturales en torno a los trabajos "para mujeres" se irán disminuyendo, en la medida en que los hombres se percaten de que sus antiguos trabajos "para machos" en las fábricas no van a volver. Y que un trabajo en sectores como la salud o de los servicios, aunque no tan bien pagado es mejor que el desempleo permanente.

Como asegura Dill, cree que los hombres encontrarán su nicho en estos sectores. Añade que han notado un incremento de hombres en posiciones en el sector salud que no requieran demasiado entrenamiento pero que tengan un componente técnico.

Si bien ningún experto pronostica que volverán estos empleos industriales en los niveles que Trump promete, parece probable que alguien que continúe vendiendo esa esperanza encuentre eco en el electorado de países industriales, donde numerosos desempleados masculinos sienten que incluso su hombría se ha visto comprometida por la crisis económica.