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viernes, 6 de octubre de 2017

Qué hacer para disminuir el riesgo de padecer Alzheimer

Por EvelynR

La demencia es una enfermedad neurodegenerativa y progresiva, y aunque los tratamientos varían en su eficacia y los fármacos consiguen frenar su progresión parcialmente, no existen tratamientos curativos. Es una afección que perjudica a 47 millones de personas en todo el mundo, y anualmente esa cifra aumenta con 9,9 millones de nuevos diagnósticos, de los cuales dos tercios son mujeres. Un estudio publicado en la revista británica The Lancet concluye que alrededor de uno de cada tres casos de demencia puede impedirse si se evitan o mitigan nueve factores de riesgo. Si bien la demencia empieza a ser sintomática cerca de la senectud, estos factores de riesgo debilitan paulatinamente la red neuronal del cerebro y nivelan el camino para que se origine esta fatal enfermedad.

La demencia es una afección que perjudica a 47 millones de personas en todo el mundo, y anualmente esa cifra aumenta con 9,9 millones de nuevos diagnósticos, de los cuales dos tercios son mujeres. Este es un síndrome complejo, con causas múltiples e interrelacionadas, y sus principales síntomas son la pérdida de memoria y degradación cognitiva, que varían severamente entre personas.

Esta es una enfermedad neurodegenerativa y progresiva, y aunque los tratamientos varían en su eficacia y los fármacos consiguen frenar su progresión parcialmente, no existen tratamientos curativos. Sin embargo, una nueva revisión de varias investigaciones arroja algo de luz sobre esta enfermedad. El estudio, publicado en la revista británica The Lancet concluye que alrededor de uno de cada tres casos de demencia puede impedirse si se evitan o mitigan nueve factores de riesgo.

De acuerdo con los datos ofrecidos en la Conferencia Internacional del Alzheimer en Londres, estos nueve factores, de mayor a menor riesgo, son:

Pérdida de la audición en la mediana edad (9% de riesgo) No terminar la educación secundaria (8% de riesgo) Fumar (5%de riesgo) No buscar tratamiento para la depresión en la juventud (4% de riesgo) Inactividad física (3% de riesgo) Aislamiento social (2% de riesgo) Presión arterial alta (2% de riesgo) Obesidad (1% de riesgo) Diabetes tipo 2, la más común vinculada a la obesidad (1% de riesgo)

Si bien la demencia empieza a ser sintomática cerca de la senectud, estos factores de riesgo debilitan paulatinamente la red neuronal del cerebro y nivelan el camino para que se origine esta fatal enfermedad.

En conjunto, esos factores constituyen hasta el 35% del riesgo, lo que significa que si nos centramos en evitarlos, podríamos prevenir un tercio de toda la demencia a nivel mundial. Además, el coste global de esta enfermedad, que está cifrado en unos 805 millones de euros, podría reducirse drásticamente.

El 65% restante del riesgo de padecer la enfermedad está, hasta el momento, fuera del control de la persona. Este por ciento incluye factores como la acumulación de agregados de proteínas en el cerebro, que es la causa principal de la enfermedad de Alzheimer, las mutaciones genéticas que causan daño cerebral, y otros.

De los factores que pudiéramos evitar existen algunos muy interesantes como el de la pérdida de la audición. En este caso, los investigadores plantean que la carencia de un entorno audible provoca el aislamiento de las personas que lo padecen, por lo que cambia el procesamiento cognitivo, efecto que conduce al aumento del aislamiento social y la depresión, otros factores que inciden en la aparición de la demencia.

Quizás uno de los factores más evidentes es el nivel educativo. En ese sentido, no solo es el nivel escolar alcanzado, sino que los 24 expertos internacionales que desarrollaron el informe argumentan que mantener el aprendizaje y la educación durante la vida posterior reduce de forma drástica el riesgo de contraer la demencia.

Para el 2050, los datos indican que alrededor de 150 millones de personas podrían vivir con demencia. Si bien, esta enfermedad es el mayor reto mundial para la salud mental y la atención social del siglo XXI, los expertos explican que al conocer los factores de riesgo a evitar, será más fácil desarrollar técnicas que ayuden a controlarla de una manera más eficaz. Retrasar la demencia por algunos años para un porcentaje de personas sería un logro enorme, permitiendo a muchas más personas llegar al final de su vida de la forma más digna.

En la actualidad, la enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia y requiere cuidados continuos con elevados costes. Por ejemplo, en el caso de España, según datos de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer (CEAFA), existen cerca de 1,5 millones de personas afectadas, con una prevalencia de un 7 por ciento para las personas mayores de 65 años, cifra que se incrementa al 50 por ciento al superar los 80 años. La demencia es considerada la nueva epidemia del siglo XXI debido a su elevado nivel de incidencia y alcance social, a lo que se suma que la dependencia que genera condiciona tanto al enfermo como a su entorno más cercano.